Una profesional también tiene sus debilidades y sobre todo sus necesidades sexuales, ¿cierto?, así es como relato como tuve sexo con dos hermanos, con mis pacientes!.
A veces el cuerpo responde sin razonar la situación y se entrega al deleite de ella, a la ocasión inmoralmente prohibida, esto fue lo que me pasó, y hoy se lo relato.
Llegó una madre desesperada y molesta, diciendo que sus hijos se la pasaban peleando y no se ponían de acuerdo para nada. A pesar de que sus hijos ya no eran unos niños ella los amenazó diciendo que si no iban a terapia los corría de la casa y por esta razón accedieron a ir.
Menuda sorpresa me di cuando vi a los “hermanitos”, uno de 18 y otro de 19, sin nada de apariencia infantil ni ñoña. Uno de ellos robusto, pelo café, piel morena y ojos color miel. El otro delgado, pelo hasta el cuello, ojos color miel y piel un poco más clara. Controlándome tuve mi sesión de una manera profesional o al menos eso creía yo.
El día que terminé con mi novio estaba muy molesta y me tocaba ir a dar sesión con estos chulos hermanos. Fui a mi casa y me cambié, me puse una falda corta y una blusa escotada con zapatillas altas, arriba mi filipina abierta. Me fui a esperar a mis pacientes y me importaba un carajo ir vestida así, estaba furiosa y no quería pensar en ese momento, quería vivir.
Cabe confesar que mi intención ese día era coquetear un poco con aquellos hermanitos pero jamás pensé que llegaría a pasar, pues, mejor léanlo.
Momento morboso de sexo con dos hermanos
Cuando entraron los hermanos yo estaba recostada en el escritorio, quedaron boca abiertos con mi atuendo e inmediatamente me justifiqué:
— Perdón por mi atuendo, sé que no es muy formal pero no me ha dado tiempo de irme a cambiar.
Claramente ellos no se quejaron, sonrieron y me dijeron que no me preocupara. Mientras me acomodaba susurraban a mis espaldas y reían en complicidad.
Me senté y comencé a preguntarles de su día, notaba como no podían concentrarse por estar mirando mis piernas y mis pechos, eso me hacía sentir poderosa y me excitaba cada vez que los cachaba con miraditas.
La sesión continuó y cuando culminó se acercaron a despedirse. El chico de 19 me dio un beso en los labios y se disponía a correr. Lo jalé del brazo y el me miró asustado por que pensó que me iba a enfurecer pero para su sorpresa, no fue así. Lo miré a los ojos y le planté un beso apasionado.
Al principio quedo perplejo pero luego cedió sumisamente, cuando lo separé vi a su hermano con los ojos muy abiertos admirando lo que sucedía, le dije:
— Acércate.
Él se acercó sin dudarlo y le planté otro beso con lujuria, tenía a dos chicos guapos, uno a cada lado mío. Tenía mi cuerpo y la predisposición de que hicieran conmigo lo que quisieran y así fue…
Follada a la vez por mis dos pacientes
El chico de 19 me subió a la mesa y abrió mis piernas, me arrancó la blusa y descubrió mis pechos. Cada uno chupaba uno de mis pezones, succionaban y lamían. Yo me excitaba con la sola imagen de aquellos dos hermanos.
Cuando terminaron de jugar con mis pechos me bajaron de la mesa. Yo me quité las bragas y uno de ellos me subió la falda y me tomó del cuello para agacharme por atrás. Sin pensarlo se bajó el pantalón y me penetró fuerte. Yo estaba lubricada en exageración así que no hubo problema, su hermano estaba frente a mi sacando su pene para meterlo en mi boca.
Yo babeaba de antojo, me la metió hasta el fondo y yo me ahogaba y me encantaba esa sensación.
Y llega la madre de los hermanos
Estábamos extasiados cuando escuché una puerta abrirse, era la del local donde estaba mi consultorio, uno de ellos dijo:
— Rayos, ¡nuestra madre!
— ¡No se vistan!, fue lo primero que dije, sorprendidos se vieron entre si y les dije: esto no termina así, lo único que cambia es que ahora tendrán que venirse en silencio, ¿podrán?.
Ellos entre excitados y asustados de ser cachados no dijeron nada, yo me hinqué y agarré sus penes. Chupaba uno y luego otro, los masajeaba con mis manos, luego se masturbaron frente a mí y ambos tiraron su semen en toda mi cara, boca, cachetes y mis pechos, todo me escurría, estaba bañada del semen de mis pacientes, y me encantaba.
Tratamos de ponernos decentes y yo de limpiar los fluidos que me envolvían, tanto míos como los de ellos.
Cuando salí la madre me miró con asombro por mi atuendo, hizo un gesto de desagrado y luego saludó omitiendo sus pensamientos. Aquellos pensamientos perversos que tuvo sobre lo que percibió, aquellos que dijo, “seguro que estoy pensando mal”, aquellos pensamientos que tal vez pensó que exageraba pero que fueron suficientes para no volver a llevar a sus hijos a mi consulta…
Imagen de caracter ilustrativo nada más para el relato de sexo con dos hermanos
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