Sara es una compañera del trabajo, una mujer madura de 46 años, los cuales no se le notan, ya que, aunque su cara ya no es tan juvenil, su cuerpo era magnifico, unas piernas tornadas muy bien cuidadas, una cinturita de avispa, unas tetas pequeñas pero paraditas y firmes que notaban un pezón grande y un trasero de esos que cualquiera de veinte años quisiera, paradito redondo y grande.
Todos sabíamos que ella tenía una relación con un tipo, obeso medio naco, pero bueno, cada quien, ¡lo único que si decíamos es que suerte tenia al estar con ese manjar!
Ella era divorciada y tenía dos hijos de 19 y 16 años respectivamente, a leguas se notaba el fuego que producía al caminar, su mirada picara y su sonrisa desafiante, me hacían fantasear con ella, la verdad casi no hablaba con ella, ya que el verla con ese tipo y no saber cómo reaccionaría, solo me limitaba a decirle buenos días y una que otra sonrisa, pero ella, al contrario, aprovechaba esos momentos para coquetearme, bueno no solo a mí, si no a los demás también.
Un jueves de hace un mes aproximadamente, salí un poco tarde de mi trabajo, y justo en la salida me encontré con ella, quien llevaba puesta unas botas negras, una licra azul y una blusa negra entallada, su hermosa silueta hipnotizaba a cualquiera, al verme ella me sonrió y le dijo al vigilante “me voy con él” y nos dirigimos rumbo al metro.
S: ¿Y ahora por qué tan tarde compañero?
L: Unos pendientes, ¡pero todo bien!
S: Yo batallé con unas facturas, ¡pero esperé a ver quién salía ya que me da miedo caminar sola!
L: ¡Jajá a mí también!
S: ¡jajá que chistoso!!, ¿te puedo agarrar del brazo?
L: Adelante, ¡así caminamos al mismo paso!
Íbamos platicando y bromeando, la verdad ella tenía una chispa genial, era inevitable que esa mujer no te sacara una sonrisa, la verdad resultó ser muy agradable.
Pero justo cuando íbamos a llegar al metro, pasamos por un pequeño local donde vendían cerveza de barril, al verla ella suspiro y dijo “que bien me caería una”, ¡inmediatamente muy cortés la invité a tomar una!
S: No como crees, ¡solo bromeaba!
L: ¡Solo una, además creo que yo también la necesito!
S: ¡Que difícil, mmm, bueno te acepto una!
L: ¡Que linda, vamos!
Nos sentamos en una mesita cerca de la puerta, pedimos dos “bolas” y brindamos por nuestra salud, ella parecía nerviosa y miraba desconcertada para todos lados.
L: ¡Que sucede, todo bien!
S: ¡La verdad me pone nerviosa que alguien nos vea!
L: Tranquila, no pasa nada, ¡no creo que alguien de la oficina pase!
S: ¡Si, pero ya vez que son bien chismosos!
L: ¡De todos modos, solo estamos tomándonos una cerveza, ¡cuál sería el problema!
S: ¡Pues si verdad, bueno entonces salud!
Poco a poco nos fuimos relajando, la música comenzó a ser más movida y nos pusimos a bailar, ella movía muy bien su cadera, sabia bailar excelente, yo me distraía mirando el meneo de sus nalgas, ella lo notó, pero solo sonreía.
S: ¡Ya te vi eh!
L.: ¡Ups, me distraje!
S: ¡Jajá, ay como eres!
Bailábamos muy juntitos, yo ya la tenía parada, le rozaba las nalgas con mi verga y ella lo disfrutaba, me acercaba su cara, me estaba provocando, en eso le solté un beso, ella solo me miró y sonrió, yo acompañe esa sonrisa y continuamos bailando. Después de ese momento de baile, regresamos a la mesa, tomamos un trago y comenzamos una charla más subida de tono.
L: ¡Sarita, la verdad eres muy candente, que suerte tiene ese cabrón!!
S: ¡De quien hablas, eh!
L: ¡No tienes que fingir conmigo, pero lo repito, que suerte tiene!
S: ¡Jajá, si me lo han dicho! Y ya que estamos en eso, ¿es verdad que tú y Aidé ya tuvieron sus quereres?
L: ¡Para que te digo que no si es verdad! La Aidé y yo tuvimos unos encuentros, ¡pero hasta ahí!
S: ¿Entonces es verdad lo que dicen?
L: ¿Que dicen?
S: ¿Que estas dotado y haces buenas chambas?
L: ¡Jajá, vaya cosas, pues si gustas, puedes averiguarlo!
S: ¡Míralo, nada perdido eh, jajá!
Inmediatamente que terminó de hablar, la miré y me lancé a besarla, esta vez el beso fue muy pasional, nuestras lenguas se entrelazaban fuerte, sus labios carnosos apretaban los míos, ¡por debajo de la mesa mi mano apretaba sus ricas piernas!
Bajé mi lengua hacia su cuello, se lo lamia y besaba, ella gemía suave, ¡puso sus manos en mis entrepiernas y con sus dedos rozaba mi verga, que ya estaba dura por la acción!
L: ¡Déjame hacértelo hermosa!
S: ¡Pero ya es noche!
L: ¡No importa, me conformo con un solo palo!
S: Bueno, ¡pero vamos a un hotel que me quede cerca de casa!
Nos metimos a uno cerca de Indios Verdes, ya en la habitación, me di el lujo de empezar a desnudar a ese manjar, le quité sus botas, sus calcetas, luego bajé su licra para ver una tanguita roja de hilo, le quité su blusa y su brasier de encaje, la dejé totalmente desnuda.
Ella se recostó en la cama y miró como me despojaba de la ropa, no pudo evitar sorprenderse al ver mi verga, lo dura y grande que estaba, ella me hizo una seña con su dedo para que fuera hacia ella, comencé a besarle los pies subiendo por sus pantorrillas, piernas y perderme en ese tremendo par de muslos, luego con mis manos acariciaba sus duras nalgas, ella me acariciaba la cabeza y me dirigía hacia su conchita!
Estaba con poco bello, mi lengua lamio sus labios vaginales, mis dedos empezaron a adentrarse en su pequeña selva, abrí su vagina para meter mi lengua y saborear su clítoris, suaves gemidos lanzaba ellas, como gato lamia ese clítoris, sus movimientos de pelvis me adentraban a su vagina, enrollé mi lengua para entrar más a fondo, seguía apretando sus nalgas y sus pequeñas tetas, que, aunque eran pequeñas, estaban duras y su pezón de color claro cada vez se endurecían más.
¡De pronto su celular sonó y como era su novio o cónyuge, tuvo que responder!
S: ¡Bueno!
C: ¿Dónde estás?
S: ¡Vine… vine a ver a mis hijos!
C: ¿Por qué esta tan agitada?
S: ¡Agh, es que… salí muy tarde, mmm, y tuve que correr!
Mientras ella seguía su charla, dejé de mamarle su concha y me subí en ella poniendo mi dura verga en su boca, ella mientras seguía hablando con su cornudo, comencé a meterle mi verga en su boca, los ruidos que hacia ponían tenso al cornudo, pero yo acariciando su cabello empecé a meterle y sacarle despacio mi verga, ¡permitiéndole responder!
C: ¿Todo bien?
S: ¡Mmm, si!
C: ¿Sara que pasa?
S: Tranquilo… estoy… comiendo una paleta, ¡muy grande!
C: Bueno, ¿te regresas con cuidado o te vas a quedar con ellos?
S: ¡Si llego, ya duerme… te amo!
¡Qué puta! La muy zorra todavía se atrevió a decirle eso mientras se tragaba mi verga, uf, eso me puso más loco, Sarita empezó a devorar mi verga de una forma majestuosa, acariciaba mis testículos con sus tetas, mordía mi glande, chupaba mi cabeza fenomenalmente, era una reina mamadora!
No resistí más y me fui directo a penétrarla, le abrí las piernas en compás y se la deje ir de un golpe, ella gemía fuerte, apoyándome de sus pantorrillas, me empujaba más y más fuerte, me movía rápido metiendo y sacando mi verga, el sonido de nuestros cuerpos chocando era música para mis oídos.
Levanté sus piernas y vi su enorme trasero en forma de manzana, uf, inmediatamente la penetré acariciando su par de ricas nalgas, las cuales eran duras y blancas, le besaba los pies, estaban un poco chuecos, ¡pero aun así eran sexis!
L: ¡Mamacita, que rico, uf!
S: ¡Agh, mi amor, cógeme, cógeme!
L: Tienes un culazo, ¡desde que te conozco te quería tener así!
S: ¡Papi eres una bestia y que rica verga tienes!
Nos acomodamos de cuchara, mientras la tomaba de la cadera, le besaba su cuello y le apretaba las tetas, ella se movía riquísimo ensartándose prácticamente solita, tomé una de sus piernas y la levanté un poco doblándola hacia mí, empecé a moverme suave, el ruido de mi verga entrando era fuerte, ¡Sara ya estaba toda empapada debido al rico trabajo que le estaba haciendo!
Sin sacársela empujé a Sara hasta ponerla en cuatro, el hermoso paisaje de su cuerpo, me endureció más el palo, su rico trasero estaba rebotando en mí, le daba de nalgadas y le apretaba el cuello, acariciaba sus nalgas, besaba su espalda, Sarita también se movía riquísimo, el ritmo tomado era muy rico, ¡tanto que ambos comenzamos a corrernos!
S: ¡Agh, papi, agh!
L. Uf, dios mío, que apretada!
S: ¡Está caliente, está caliente!
L: ¡Tómala guapa, uf, toma!!!
S: ¡Si dámela, dámela!
Aun no reposábamos el orgasmo cuando ella nuevamente se lanzó a mi verga, la metió a su boca de un solo golpe, comenzó a mamármela riquísimo, ¡la introducía enterita! sentía como estaba más allá de su garganta, su lengua lamia fuerte mi cabeza, mordía mis testículos, que chamba me estaba dando la señora de contabilidad!
¡Su rico oral y caricias en mi cuerpo, consiguieron en mí una nueva erección, la tenía durísima como un fierro, Sara sonriente comenzó a subir hacia mí y se acomodó para dejarse caer en mi verga!
S: ¡Te voy a sacar más leche mi rey!
L: Mmm, ¡adelante mi amor!
Empezó a dejarse hacer de forma maravillosa en mi tronco, se inclinaba un poco para atrás y miraba como mi verga le entraba por completo, se bajaba a mí para que la besara, sus labios eran mordidos por mí, mi cuello ya estaba rojo por sus mordidas, le apretaba las nalgas, la tomaba de la cadera y me la dejaba caer fuerte.
Luego, la hermosa dama empezó a cabalgarme delicioso, se movía como lombriz, su vagina devoraba totalmente mi verga, se hacía para adelante y de golpe para atrás, subía un poco y movía sus caderas como Shakira, el placer era inmenso, ¡tenía tiempo que otra chica no me daba tan rico placer y es que ni mi Lety se movía así!
S: ¿Estas gozando papacito?
L. Como no!!, muévete reina, muévete!
S: ¿Así mi rey, así te gusta?
L. Si!!!! Agh, que rico, que rico te mueves!
S: Que rica verga, mmm, muévete nene, ¡muévete tú también!
¡Sus movimientos cada vez eran más rápidos, ella se movía riquísimo, acompañaba sus movimientos, levantaba un poco mi pelvis para sentir aún más, mi verga ya estaba toda roja de tanto sentón y movimientos, ambos sudábamos riquísimo!
L: ¡Mamacita, mmm, así, dios mío!
S: ¡Me voy a venir nene, me voy a venir!
L: Mi reina, ¡yo también!!!
S: ¡Dame tu leche, vengámonos juntos, agh!!!
Un nuevo orgasmo obtuvimos, mi semen salía en chorros y la llenaba de mí, ella también escurría mojándome todo, reposamos unos minutos, nos vestimos y salimos del hotel a las 4 am, ella tomo un taxi y se fue a su casa a toda prisa, yo más tranquilo llegué a mi casa y dormí un par de horas.
Al llegar a las 9 am al trabajo, me encontré con ella y su cornudo en la puerta, ambos nos saludamos normal, ella me dio un beso en la mejilla y su cornudo hasta me abrazó, sin saber que unas horas atrás, su Sarita, había estado fornicando conmigo.
Tuve la oportunidad de cogérmela un par de veces más, hoy tenemos una relación laboral muy buena, y sigo esperando poder cogérmela de nuevo.
Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…
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