Lo que leerán a continuación sucedió hace unos ocho o diez años atrás, aun no tenía a mi pequeño hijo, ni siquiera había conocido a Roque, mi marido, a quien por cierto nunca le conté lo sucedido.
Si no me equivoco tenía dieciocho, era joven, alocada y dando los primeros pasos en mi vida de mujer, había terminado mis estudios secundarios y había comenzado a estudiar abogacía, carrera que dejaría en poco tiempo.
Tenía demasiado tiempo libre en esos días, puesto que mis padres se encargaban de todo mi entorno y no pasaba ninguna necesidad económica.
Fue entonces que me anoté en un gimnasio de la zona, para gastar tiempo y de paso hacer alguna actividad para mantenerme en forma, me dan bastante fiaca las actividades físicas y además tengo una horrible tendencia que todo exceso de comida parece ir a parar a mis caderas.
En ese gimnasio conocí a Sabrina, una joven con la que entable relación y hubo onda desde el primer momento, yo no entendía mucho de rutinas y ejercicios, ella parecía una experta y fue mi guía en los primeros tiempos.
Sabrina era una chica de contextura normal, no sobresalía por nada en especial, pero todo era especial en ella, de carácter un tanto retraído, morena por naturaleza, rubia por elección, ojos celestes, inquietos, de naricita respingada y cara un tanto oval, no era delgada, no era gorda, no era alta, no era baja, sus pechos no eran grandes, tampoco eran pequeños, su trasero no llamaba la atención, tampoco pasaba desapercibido, la definiría como una perfecta conjunción de formas y proporciones.
Eso sí, la desgraciada tenía un cuerpo tan trabajado que daba envidia, una musculación perfecta, femenina y sanamente envidiable.
Nuestra amistad trascendió las puertas del gimnasio, nos hicimos confidentes y compartimos parte de nuestras vidas, salíamos a bailar, a cenar, venía a mi casa, yo iba a la suya, hasta compartimos una semana de vacaciones en las praderas.
Un par de años después en una de las tantas salidas nocturnas conocería a Antonio, o Tony como yo le decía, el me llevaba siete años, era uruguayo y la empresa en la cual trabajaba lo había acercado a una filial de mis pagos, cosas del destino.
El ejercía un cargo bastante importante, con muy buena paga y varios empleados y responsabilidades sobre sus espaldas.
De tez morena, ojos negros y mirada penetrante, sonrisa seductora que me derretía, cortes, gentil, siempre sabía cómo conquistarme, me sentía segura a su lado, contenida, comprendida.
En poco tiempo estaba perdidamente enamorada de él, rendida a sus pies, ese amor que te hace hacer locuras, que no te deja pensar, que te paraliza, que te deja sin defensas, ese amor en el que tu pareja puede leer tu alma, hubiera hecho cualquier cosa por el…
Así fue que como era de suponer, nuestros círculos de amistades se cruzaran, y entre tantos y tantas personas, conoció a Sabrina, pegaron buena onda y compartimos varias salidas de amigos.
Con Tony solíamos hablar mucho sobre sexo, imaginábamos situaciones, aventuras, locuras que serían prácticamente imposibles llevarlas a la realidad y entre tantas palabras en algún momento me consultó acerca de hacer un trío, si en tal caso elegiría otro hombre u otra chica.
Sin dudar dije ‘otra chica’, asumía la fantasía de hacerlo con otra chica, una locura latente, en cambio imaginarme con dos hombres de daba un poco de miedo, no quería que me tomaran por una puta cualquiera.
Entonces Tony disparó tanteando la situación
- Y que te parece tu amiga Sabrina? Ella es muy bonita… te imaginas?
- Sabrina? de veras te parece Sabrina? ja! ja!, no… no creo…
- Por qué no? solo imagínalo… me encantaría verlas como se besan…
La imagen de verme a los besos con mi amiga y mi novio observándonos se me hizo muy fuerte, al punto de mojarme, entonces el siguió hablando
- Es más, sabes que creo? Apostaría que tu amiga es lesbiana, y no solo eso, creo que le gustas…
- No jodas…
- Hablo en serio, solo observa cómo te habla, como te mira, de verdad nunca se te cruzó por la cabeza?
Me quedé pensativa, nunca me había dado cuenta, nunca presté suficiente atención y nunca me hablaba de ningún chico, acaso Sabrina…
Tony había pasado la raya, evidentemente esto no era solo jugar con fantasías, él estaba proponiéndolo, y lo comprobé cuando dijo
- Te pido un favor, habla con ella, como cosa tuya, sugiérele, con sutileza, ella, vos y yo… lo prometes?
- No te prometo nada, veré que puedo hacer…
En adelante comencé a evaluar a Sabrina, ahora con otros ojos, ahora no estaba ciega, en cada movimiento, en cada situación, en cada palabra, en cada mirada, en cada gesto…
Pero no me animaba avanzar, al menos sin estar segura…
Esa tarde, cuando salimos del gimnasio, Tony estaba esperándome, fue una sorpresa, me invitó a tomar un helado, y ya que estaba, también a Sabrina. Ya en el lugar, sentados a una mesa y hablando pavadas, mi novio sacó el tema, normalmente, como si fuera lo más natural del mundo
- Mi amor… hablaste con Sabrina?
- Qué cosa? – devolví la pregunta esperando que no fuera lo que yo sabía que era
- De la propuesta… de lo que hablamos hace un tiempo…
Sabrina miraba sin entender, y yo no quería hablar, menos delante de mi novio, pero el, con su impulso masculino fue directo al tema, sin rodeos
- Sabrina, te cuento, con Juli estamos planeando hacer un trío, tú me entiendes, ella, yo y otra chica, y bueno… pensamos en vos…
Mi amiga me miró fijamente como buscando una respuesta de mi parte y lo miré a Tony, increpándolo con la mirada, como era eso que ‘con Juli estamos planeando hacer un trío’, si eran solo sus ideas, él siguió hundiendo el cuchillo en la herida
- Que dices? Creo que Juli te gusta, y que te mueres de ganas por besarla… me equivoco? La desnudas con la mirada…
Sabrina estaba muda, acorralada, sus mejillas estaban en llamas, avergonzada, Antonio la puso muy incómoda, por suerte se dio cuenta y levantó el pie del acelerador, nuevamente cambiando de tema, como si nada, empezó a hablar de los nubarrones que se estaban formando al norte presagiando una próxima tormenta…
No volvimos a hablar del tema, pero en la semana siguiente, mi amiga y yo parecíamos entendernos con las miradas.
Y el día llegó…
El sábado por la noche habíamos acordado ir a un boliche a bailar un rato, soy bastante distraída, mientras cenaba me enganché con un película y el tiempo se esfumó sin que me diera cuenta, así que todavía me estaba duchando cuando llegó Sabrina. Recuerdo los retos de mi madre, puesto que ya era habitual que me pasaran estas cosas.
Pero bueno, en plena adolescencia las palabras de mi madre eran palabras al vacío, salí del baño con un toallón anudado tapando mi cuerpo de los pechos hasta la cola y una toalla en mi cabeza, cubriendo mis cabellos mojados. Ella estaba con mis padres, en el comedor, le hice un gesto para que me acompañara al dormitorio, cerré la puerta y quedamos las dos solas.
Sabrina lucía exquisita, con altos tacos y unas calzas fuccia adheridas a sus piernas, dibujando sus glúteos, marcando pornográficamente su regordeta concha, un top blanco dejaba notar sus pezones y resaltaba en su cuerpo un envidiable vientre plano con esas patitas de gato tatuadas por él que tan sexis se veían.
Nos saludamos como de costumbre y se sentó al borde de la cama a esperar con paciencia que me cambiara, entonces dejé caer el toallón quedándome completamente desnuda ante sus ojos, un poco por casualidad, un poco por provocación, quería probar como reaccionaba…
Tomé una cola lees negra y las deslicé por mis piernas, acomodándola entre mis nalgas, mirándome al espejo, sin decir palabra, luego el vestido holgado que ya había preparado con anterioridad, unos con breteles de cadenitas doradas, los deslicé desde mi cuello hacia abajo y solo lo dejé correr, note como se marcaban mis pezones desnudos en la seda negra…
Me hice la tonta, pero pude advertir como me miraba, con deseo, con ganas, me puse nerviosa, me transpiraban las manos, aunque trataba de disimularlo.
Fui directa al grano, tragué saliva, aunque sentía seca la boca, la miré fijamente y sin rodeos tiré
- Te gustaría besarme?
Sabrina se incorporó y vino a mi lado, frente a frente, soltó mis cabellos de la toalla que aun los cubría, pasó su mano por mi rostro provocándome un escalofrío, se acercó más todavía, pegó sus labios a los míos, eran suaves, dóciles, fue raro, fue breve, apenas nos rozamos, pero lo suficientemente loco como para mover todos mis cimientos…
Luego volvió a la cama, a sentarse sin mayores comentarios, la noté un tanto cohibida, y a la vez me noté excitada, mojada, me había gustado…
Terminé de cambiarme, no dijimos más nada, aún me estaba arreglando cuando Tony pasó por nosotras, quien despertó en mi un leve y contenido enojo, noté que a sus ojos Sabrina lucía más atractiva que yo, pero no dije nada…
Y ya en el boliche todo fue casi como de costumbre, música, baile, alegría, copa va, copa viene, nos fuimos perdiendo en locura y excitación, hasta que de pronto y sin que yo lo esperara, Sabrina, bastante ebria se abalanzó sobre mí y sin importarle nada me abrazó y enterró su lengua en mi boca, en ese momento me olvidé del entorno devolviéndole un caluroso beso, nos apretamos, nos refregamos, recorrí sus calzas con mis manos, ella abrazó mi cintura y nuestros pechos parecieron entrelazarse, aspiré su exquisito perfume y me perdí en la templanza de su mirada.
Minutos más tarde caí en la cuenta que nos habíamos transformado en centro de atención, las miradas de quienes nos rodeaban se perdían en las siluetas de dos mujeres que se besaban profundamente, sentí pudor, vergüenza…
Tony estaba atento a todo, terminó con premura la cerveza y sabiendo que esta era su oportunidad nos tomó a una da cada mano y nos hizo seguirlo, nos metió casi a los empujones en su coche y partimos raudamente a su departamento, subimos con premura por el ascensor, parecía tener miedo a que el calor femenino se evaporara…
Ya en el comedor él fue casi al trote por unas cervezas y poner música para crear el ambiente apropiado a media luz, pero no era necesario, cuando el regresó Sabrina y yo estábamos matándonos a besos, suaves, dulces, placenteros, femeninos, ella lentamente bajó mis breteles y dejamos caer mi vestido al piso, apenas me quedé sobre mis tacos y con mi colaless, totalmente indefensa, me giró quedándose a mis espaldas, besándome el cuello, respirando en mi nuca, apretando su cuerpo contra el mío, pasando sus brazos bajo los míos, acariciando mis pechos, pellizcando dulcemente mis pezones, me mojaba a mares…
Ambas mirábamos fijamente a Tony que parecía haberse quedado paralizado bajo el umbral de la puerta, mi amor reaccionó de golpe y recobró la velocidad que tenía al llegar al departamento, dejó las cervezas de lado, asumiendo que no hacían falta y se desnudó tirando las prendas por doquier, su verga estaba dura, parada, estoica, vino a nuestro lado y comenzó a besarme, tomé una de las manos de Sabrina, llevándola de mi pecho a la pija de Tony, empezamos a masturbarlo entre ambas, al mismo tiempo, giré sobre mi misma, ahora frente e frente con Sabrina, quería sus besos, dejando a mi amor a mis espaldas, quien refregaba su pija por mis nalgas…
Entre Tony y yo nos tomamos unos minutos para desnudar a nuestra compañera de turno, me pareció envidiablemente bonita, con un trabajo de musculación controlado en todo su cuerpo, Tony la acaparó y comenzó a besarla profundamente, quedé una tanto al margen, solo observando como el la acariciaba por todas partes, el solo hecho de ver a mi hombre amando a otra mujer me hizo sentir una mezcla de excitación con celos, me inundaba, me desbordaba, tenía deseos de masturbarme solo observándoles.
Fueron sobre un sillón, el arrodillado entre sus piernas comenzó a lamerle las tetas, una la otra, fui a su lado, quería participar y mientras él estaba perdido nosotras nos conectamos visualmente y nos llenamos de caricias y arrumacos.
Tony se incorporó con su sable erguido y vino entre nosotras, tomando nuestras cabezas, una con cada mano nos invitó a lamérselo, y busqué hacerlo con esmero, estaba sabrosa, su glande circunciso, rosado, tan varonil, lo lamía por un lado, ella por el otro, o yo se la comía y ella besaba sus bolas, o al revés, o simplemente buscábamos besarnos, mujer a mujer, con el pene el medio, o sin él, llevé mi mano a mi concha y empecé a masturbarme, rasgando mi clítoris y metiendo un dedo en mi hueco que estaba empapado, empecé a gemir, no podía concentrarme en tantas cosas al mismo tiempo, la pija de él, los besos de ella, mi propio placer…
Ella me sacó de ese trance, fuimos a un costado, yo recostada de lado y ella a mi costado, invertida, proponiéndome un exquisito sesenta y nueve, había hecho muchos con chicos, pero este era el primero con una chica, y no me resultó nada desagradable, levanté una de sus piernas y enterré mi cabeza en su sexo que estaba prolijamente rasurado, apenas una delgada línea de vellos como un camino de hormigas era todo lo que dejaba en su pubis, su aroma y su sabor me pareció exquisito, la suavidad de sus labios depilados me enloquecieron, se la comí toda y ella hacía lo propio conmigo al otro extremo, estiré una de mis manos para acariciar sus suaves pechos, era perfecto…
Tony se hizo lugar y empezó a cogerla, ella empezó a gemir, su pija pasaba demasiado cerca de mi cara y el empezó a alternar entre su concha y mi boca, sentía en su verga al lamerla el rico sabor a mujer, nuevamente me sentí sobrepasada, lamiendo concha, lamiendo pija, y también recibiendo sexo oral en mi vagina. Tony me sacaba demasiado espacio por lo que lo obligué a retirarse para poder enterrar bien mi cabeza entre sus piernas, él fue al otro lado, entonces su verga enorme y caliente se introdujo en mi hueco, que rica se sentía!!!!
Seguimos cogiendo un par de horas, pija en un agujero, en otro, besos heterosexuales, besos lésbicos, tetas, culos, chupadas y cogidas, sabor a hombre, sabor e mujer, no recuerdo cuantos orgasmos tuve, fueron varios, él se vino un par de veces, en mi concha primero y sobre las tetas de Sabrina después, a las que luego me encargaría de lamer hasta dejarlas bien limpias, fue una loca experiencia.
Para desgracia de mi amado Tony lo que él había imaginado como un trío de dos mujeres y un hombre estuvo alejado de la realidad, desde el primer momento se hizo evidente que Sabrina solo estaba interesada en un encuentro lésbico conmigo y fui yo el centro de sus juegos y de su placer, para ella, él fue casi un elemento decorativo y el precio que pagó solo por llegar a mí.
Como terminó la historia? bien, Tony un tanto desencantado con Sabrina, no volvió a sus propuestas de tríos, al menos con ella, meses después la compañía donde trabajaba le exigió un nuevo traslado, esta vez a Colombia, y él no iba a quedarse, y yo no iba a irme, decidimos que cada uno siguiera su camino, de común acuerdo, como buenos amigos…
Sabrina y yo dejamos de frecuentarnos, después de esa noche noté que ella empezaba perderse por mí, a celarme, hasta molestarse cada vez que le platicaba algo sobre Antonio, discutíamos por cualquier cosa, se estaba enamorando y yo solo le devolvería dolor, me encantaba, era demasiado bonita y perfecta, insistía con comenzar una relación de pareja y hacer el amor y volver a hacer el amor con ella hubiera sido un error, me moría de ganas, pero no podía darle falsas esperanzas, mi futuro sin dudas estaba con los hombres…
Tiempo después conocería al que hoy es mi marido, tendríamos un hermoso hijo y aquí estoy, contando esta parte de mi vida que él nunca conocerá…
Si eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato, escríbeme con título ‘TRIO DE A DOS’ al correo dulces.placeres@live.commagen
Imagen de caracter ilustrativo nada mas para este relato erótico!
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