Bastarda, mala mujer, puta!
Esa es mi mujer, y escribo esto por despecho por haberme metido los cuernos una y cien veces, y mi mejor venganza es hacer pública su bajeza, y lo que leerán a continuación lo publicaré en cuanta red social tenga, para que todos sepan quién es, incluso las fotos que me enviara mi mejor amigo y una de las tantas fotos en la que posó para mí, como seguro habrá posado para muchos entes de coger…
Conocí a la puta de mimi en un bar nocturno, un boliche justo, donde se cruzaban chicas bonitas y lobos hambrientos como yo, música, alcohol, droga, diversión, un coctel explosivo.
Había ido con Charly, un amigo que más que amigo es un hermano, ella estaba con una amiga, Lara, una rubia de rostro precioso y ojos cristalinos.
Una loca jugarreta del destino, Charly había ido por mimi, y yo por Lara, pero no sé cómo ni porqué yo terminé enredado con mimi.
Y a decir verdad ella no era de mi agrado, no me pareció tener un rostro bonito, era morena y a mí me gustaban las rubias, era petisa y a mí me gustaban las altas, casi no tenía pechos, solo había algo que realmente no pasaba desapercibido, su desproporcionado trasero, tenía un culo tan grande y redondo que parecía implantado en su cuerpo, esos culos admirados por los hombres y envidiados por las mujeres.
Empezamos por compartir unas copas y solo un par de horas después estábamos en un hotel de medio pelo haciendo el amor…
Eso produjo un clic en mí, la forma en que ella cogía, como gritaba, como se movía, como la chupaba, hasta sin reparos me pidió que se la diera por el culo, acción que no me costó el mínimo esfuerzo, fue una diosa del sexo…
Yo sabía que de una chica que había cogido como ella había cogido, siendo apenas conocidos, siendo que éramos casi extraños, no podía esperar una ‘chica ejemplar’ y solo debí decirle ‘yo te llamo’ sabiendo que nunca más lo haría, pero me sedujo de tal forma adicción a la verga que solo no pude cortar los lazos con ella…
Días después hablamos al respecto con mi amigo, el me escuchó atentamente y me dijo que él la había elegido por el orto precioso y por la pinta de puta que tenía y mis narrativas de lo que era en la cama no habían hecho más que confirmar sus sospechas, pero también me advirtió que no fuera demasiado lejos con esa perra, no le parecía mujer de confiar.
Pero no pude evitar la tentación, cogí con ella nuevamente, y otra vez, y otra vez mas y cada vez que lo hacía era tocar el cielo con las manos y más lo hacía más quería.
Al principio le confiaba toda la intimidad a Charly, pero con el tiempo, al irme enamorando de mimi empecé a limitar mis palabras por respeto a ella, y si bien mi amigo me apoyó por la amistad que nos unía, él siempre me decía que abriera los ojos, que no podía ver más allá de lo que yo quería ver…
Empezamos a convivir bajo el mismo techo como marido y mujer, por siete años viví con mimi una relación enferma, envuelta en celos y engaños mutuos, admito que yo la engañaba de vez en cuando, pero siempre sospeché que ella hacía lo propio conmigo, sus actitudes, sus salidas, sus mentiras, sus excusas…
A veces estábamos en el paraíso, a veces en el infierno, tirábamos y aflojábamos la cuerda en forma peligrosa, amenazas, distancias, reencuentros y nuevos problemas.
Charly era testigo silencioso de todo esto, solíamos reunirnos a tomar un café de tanto en tanto, y el insistía con lo mismo, él era mi mejor amigo, y siempre ponía el oído a mis problemas. De esas charlas en la que lo confiaba todo lo que hacía en la cama había pasado a narrarle casi sin darme cuenta todos nuestros problemas fuera de la misma.
En un juego de palabras solía bromear con mi amigo, decíamos que, si el la descubriera en algo raro, tendría libertad para darle sexo, en algún punto noté que nuestra amistad era más fuerte y honesta que mi relación con esa mujer, y si bien eran solo bromas, toda broma trae algo de realidad consigo.
Todo de desbarrancaría definitivamente esa noche de abril. Ella me había avisado que saldría con sus amigas, en teoría, una cena, tragos y largas charlas hasta la madrugada, como lo hacía cada tanto, a pesar de nuestra convivencia habíamos pactado nuestras licencias para mantener nuestras vidas y no atarnos todo el tiempo uno al otro, además nuestra relación era tan explosiva que hubiera sido imposible estar juntos todo el tiempo.
Mimi llegaba recién a los treinta y estaba más hermosa que nunca, soy hombre, no soy tonto, notaba cómo cada tipo que se cruzaba en nuestro camino le miraba el culo en forma asesina, ese culo que presentía que no era solo mío, aunque quisiera hacerme a la idea que sí lo era.
Cuando la vi antes que se marchara, no pude evitar discutir con ella, ese pequeño vestido rojo tan ceñido a su cuerpo, tan corto, tan sexi, resaltando su trasero en una forma llamativa, la hacía ver como una puta buscando macho, así que le dije
No dio lugar a discutir mucho más, en estos casos era de pocas palabras, solo la sentí marcharse y bajar por el ascensor…
Tal vez debería haberla seguido, pero para qué? para entablar una acalorada discusión? ¿Otra más? y como ella decía, no era un objeto de mi propiedad, así que solo la deje ir…
Había pasado la medianoche, no tenía sueño, pensaba en ella, como un pobre estúpido, fui a un bar a un par de cuadras de casa, donde solía ahogar mis penas, un viejo bodegón, para tomar una que otra cerveza y jugar algún partido de pool con algún desconocido de ocasión.
Cerca de las dos de la mañana sentí el ingreso de un WhatsApp en mi móvil, vaya sorpresa, mi amigo Charly, que diablos querría a esa hora?, fue entonces cuando leí
Hola amigo, lamento molestarte a esta hora, pero estoy en Fever, disculpa que no te llame, pero hay demasiado ruido, y a que no imaginas quien se está haciendo la puta por acá en tu ausencia?
Fever es un boliche bailable para gente entre veinte y cuarenta años, adiviné a quien se refería, así que le escribí
Mimi, cierto? Dime amigo, que está haciendo?
El respondió casi al instante
Es centro de atención, bailando provocativamente arriba de unas pasarelas, debo decirte que se ve muy puta y parece no preocuparle que su vestido rojo se suba en sus movimientos y deje poco a la imaginación, los hombres aúllan como lobos en su derredor
Mi primera reacción fue de furia, mi instinto masculino me dijo que debía ir tras ella, a bajarla de ahí de los pelos si fuera necesario, mastiqué bronca, pero pasaron unos minutos y medité, ya no tenía sentido seguir adelante con toda esta mierda, si al fin de cuentas mi vida era un sufrimiento diario, y si ella ya no me importaba, qué mejor de darle a Charly la oportunidad por la que siempre habíamos bromeado, así que le escribí
Amigo, esta es tu noche de suerte, esta perra me tiene cansado, así que recuerdas esas bromas que hacíamos al respecto?
Respondió
Hablas en serio?
Y aseguré
Muy en serio, ahora o nunca, sedúcela y ve cómo reacciona, sería muy puta para acostarse contigo sabiendo que eres mi mejor amigo, pero si lo hiciera, le sacas un par de fotos, me la envías y me cuestas al detalle, paso a paso, te parece?, tal vez sea mi oportunidad para sacármela de encima
La respuesta de mi amigo se hizo desear más de lo esperado, adiviné que el trataba de dilucidar si yo hablaba en serio o en broma, por lo que no me sorprendió que sonara mi celular, apenas oía la voz de Charly mezclada con los ruidos de la música, casi tuve que gritarle para que entendiera y confirmara mi plan, yo no estaba bromeando, no soy de bromear…
Eran las tres de la mañana cuando regresé a casa, me acosté y en el silencio de la habitación solo meditaba y meditaba, preguntas sin respuestas, caminos sin salidas, solamente podía ver los números del reloj que apenas brillaban sobre la mesa de luz, los miraba como un tonto y contaba los segundos uno tras otro, sin pausa. No habían dado las cuatro cuando me quedé dormido.
La sentí llegar tratando de no hacer ruido, un haz de luz del amanecer se colaba por la ventana, me hice el tonto, casi en puntas de pie se coló a mi lado.
Pronto estaba roncando, me dio tanta bronca… ya me había despabilado y sabía que por más que quisiera no volvería a dormirme.
Me levanté, mientras me cambiaba observaba su culo casi pornográfico apuntando al techo, tomé el celular esperando algún contacto de Charly pero nada, nada de nada, supuse que el también estaría durmiendo luego de compartir unas horas de sexo con mi esposa, así que tomé otro camino, me lave un poco, desayuné algo liviano y me fui a correr un rato.
Fue raro, el otoño de mostraba gris y descolorido, como un tonto miraba embobado a otras mujeres que corrían como yo, y no es que yo no las mirara, pero ahora sentía como que ya no tenía que cargar con el peso de mimi, ella ya no sería un lastre…
Regresé a casa, aun con dudas ya que Charly no dabas señales de vida en mi celular. Mimi estaba sentada a un lado de la mesa, desayunando a pesar de ser tarde para eso, una taza de café con leche, algunas tostadas con dulces y manteca, con música de fondo, prestando atención a su móvil.
Fui a la cocina por un poco de café negro y pregunté a la distancia
Volví con la taza de café y me senté frente a frente al otro lado de la mesa
Mi celular vibró sobre la mesa
Pero en verdad, como imaginarán era Charly el que me escribía al otro lado
Buen día amigo, imagino que esperabas mis escritos, estás con la perra de tu esposa?
Si, pero no te preocupes, ella no sabe que eres tú quien me escribes, puedes contarme, espero ansioso
Escribí rápido tratando de ser discreto y viendo de que ella no sospechara, pero mimi estaba demasiado ocupada con su propio celular escribiendo vaya a saber con quien
Tenías razón, ni yo me lo creo, pero anoche me cogí a tu esposa…
Luego que nos escribiéramos me acerque a su lado, en verdad al estar sobre la pasarela mis ojos quedaban a la altura de sus rodillas, y desde ahí como cualquiera de los que pasábamos podía ver todo, sus piernas, sus glúteos, su tanga roja, todo, creo que puedes imaginarlo, ella estaba tan perdida putaneando que no me distinguió entre la gente, le grité un par de veces y por el volumen de la música no pudo oírme, así que di la vuelta y fui sobre la pasarela, a su encuentro.
Intenté hablarle al oído, pensé que no me había reconocido, se abalanzó sobre mí y metió su lengua en mi boca, sabía a alcohol.
La separé de mi lado y me esforcé por decirle ‘ey! Soy Charly! El amigo de tu marido… que haces mujer?’, pero no parecieron importarle mis palabras.
Levanté la vista, notando que él escribía, mimi estaba ajena a todo, aún continuaba con su celular mientras terminaba su desayuno, Charly me envió lo que seguía a continuación
Y te soy honesto amigo, no pensaba cogerme a tu mujer, después de un rato la saqué de ese lugar, un tanto a la fuerza, pensando en hablar con ella, pensando que tal vez con la frescura de la noche, fuera de ese bullicio de gente, pudiera recapacitar ante mis palabras, pero estaba lo suficientemente ebria como para que no le importara nada, pero no lo suficiente como para saber qué es lo que estaba haciendo, volvió a besarme y me dijo algo como que ‘siempre quise que me cojas, y si lo haces, estaremos empatados, yo no podré hablar pero tú tampoco’, claro, ignorando todo lo que nosotros hablábamos a su espalda.
Y en algún punto cambié de idea, sabes que siempre me gustó el culo de mimi, y bueno… de carne somos…
Esto último me trajo una sonrisa, normalmente me hubiera enfadado, pero en este punto, solo empecé a sonreír, mimi lo notó y me dijo
Viendo que Charly hacía una pausa le pregunté a mimi
Mimi evidentemente trataba de no enredarse con sus palabras, como un asesino serial, con frialdad absoluta evadía mis preguntas, sin inmutarse, sin que se le moviera un solo pelo, un nuevo texto de Charly atrajo mi atención
En poco tiempo estábamos los dos en una habitación de motel, tu esposa y tu amigo, las locuras de la vida, mimi se abalanzó sobre mi cuello pero rápidamente puse distancia con ella, le pedí que bailara para mí, como lo hacía en el boliche para todos, pero ahora solo para mí.
Mimi dejó sus tacos de lado, y empezó a mecer sus caderas de lado a lado al compás de la música, cerró sus ojos y pareció entrar en trance, poseída, supongo que alguna vez lo habrá hecho para ti, y realmente provocó que se parara mi verga, poco a poco, al compás de sus movimientos el ajustado vestido rojo naturalmente se fue subiendo, era inevitable, y al cabo de unos minutos estaba tan puta como lo había estado en el momento en que la encontré, por cierto, te paso una foto que tomé en ese instante, no creo que esa sea la imagen de la esposa fiel que todo hombre quiere tener.
Mientras cargaba en mi celular la foto que él me enviaba (por cierto, la primera de las fotos que les regalo), volví a mirar a mi esposa, con una mirada afilada, acusándola sin decir palabra, y más aún una vez que vi la foto que me pasaba Charly, no me entraba en mi cabeza que bailara con su culo casi desnudo ante una multitud, si no lo era por respeto a mi como su marido, debía al menos respetarse ella misma como mujer.
Ella ahora chateaba con su celu, con una sonrisa pecaminosa, no sabía qué hacía, pero podía imaginarlo, seguí leyendo
La tomé entre mis brazos por sus muslos haciendo que su cola quede apoyada en ellos, la levanté en el aire y enterré mi cara en sus tetitas, ella aflojó el vestido para desnudarlas, no había adivinado que no tenía sostén, se las besé, se las lamí, una, la otra, ambas, mimi gemía exhalando su aliento aun con profundo olor a alcohol. La bajé, ella dejó deslizar por completo el vestido rojo, quedó apenas con una diminuta tanga del mismo color, no pude evitar mirar sus caderas, su culo, y me acordé de ti, te escribo con una sonrisa, te maldije por envidia, por comerte semejante culo!
Ella también me vio desnudo, en verdad solo miró mi pija dura, se mordió el labio inferior con deseo, fue a su cartera, buscó unos segundos y sacó una gomita para cabellos, entonces se recogió su pelo en una cola de caballo, me dijo que quería que yo viera como me chupaba la verga, y que con el pelo suelto taparía mi visual.
No me pregunten el motivo, pero lo cierto es que tenía ya una erección bajo la mesa, tal vez por los detalles de Charly, tal vez por lo puta de mi esposa, tal vez porque ya nada me importaba de ese amor.
Volvió a mi lado, me empujó sobre la cama y se tiró entre mis piernas, apoyó sus manos en mis muslos y empezó a lamer mi verga, mis bolas, usando solo su boca, luego sostuvo mi miembro con una mano y se dedicó a engullirla, siempre tratando de mantener su mirada con la mía, y se me cruzaban tantas cosas en la cabeza, mi amigo, su esposa, su infidelidad, nuestra complicidad.
En algún punto me di cuenta que pensaba más de lo que disfrutaba, mimi seguía ajena a todo y solo sentía en la habitación su apetecible mamada, con su rostro limpio y sus labios llenos de pecado, el pecado de la traición.
La arranqué entonces de donde estaba y cambiamos posiciones, ella ahora acostada y yo directo entre sus piernas, su sexo apenas oculto por la tanga roja, un aroma exquisito a mujer invadió mis fosas nasales, pasé la lengua lentamente por su sexo y ella pareció retorcerse en placer y deseo, noté la tanga empapada en sus flujos, pasé entonces mi lengua por sus labios, por su hueco caliente, por su ano, mimi gemía, hice su ropa interior a un lado y me prendí a su clítoris, ella acariciaba sus pechos y se contraía una y otra vez, sostuve sus piernas con fuerzas y ya no la dejé zafar, en unos minutos tu esposa se venía en mi boca, sus espasmos invadieron su cuerpo, pareció convulsionar, entonces me dijo ‘cógeme Charly, cógeme toda’
Mimi volvió a interrumpirme y me dijo
Mis sentimientos se cruzaban en ese momento, por un lado deseaba estrangularla, por otro deseaba cogerla, entonces respondí con terrible frialdad
El rostro de mimi pareció desencajarse en ese momento, como si le hubiera dado una piña en el mentón, respondió con visible incomodidad
Ella no pronunció palabra, solo se quedó acariciándose insistentemente el lóbulo de su oreja derecha, ese era un gesto inequívoco de que algo la preocupaba, de que algo no estaba como ella quería que estuviese, sonreí en mi interior, la tenía en el punto de mira, justo donde quería, Charly seguía escribiendo
Tomé esta tanga entre mis dedos, estaba nauseabunda en una mezcla de sus flujos y mi saliva, la hice a un lado, se la metí toda hasta al fondo, empecé a cogerla amigo, se la hice comer toda, empezó a contraerse, a gritar, a gemir, me maldijo, me arañó, me pellizcó, sabes que tu mujer coge muy bien? es muy puta! siempre lo había imaginado….
Rodamos por el colchón, besé su cuello, besé sus labios, pareció poseída, tomó la iniciativa y me cabalgó con una pierna a cada lado, me acariciaba la verga, acariciaba sus pechos, acariciaba su clítoris. Yo solo la observaba y la dejaba hacer, ella tenía el control en ese momento, cada tanto salía un tanto y bajaba a chupármela, luego se la volvía a meter en la concha, y a chuparla, y a la concha, cambiamos de posturas, solo trataba de aguantar…
La señal de wifi se cortó en ese momento, y ya no entraron sus mensajes de Watts App, esperé, esperé, solo esperé, ansioso, cada tanto observando a mimi que seguía encerrada en su propio silencio, ya no reía, su rostro mostraba preocupación.
Fui a orinar, dejando el celular sobre la mesa, pero bloqueado, al regresar ella lo tenía entre sus manos, a veces era tan predecible y le pregunté con un tono de enojo
Adiviné que ella ya presentía lo que ocurría, tal vez por mis palabras, tal vez por mi postura, tal vez por mi rostro…
Tomé el móvil y me fui al patio mientras encendía un cigarrillo, necesitaba concentrarme en los mensajes que quedaban por leer aprovechando que nuevamente había wifi
Bueno, falta lo mejor… en algún momento volví a tomar la iniciativa y mientras la cogía acaricié sus nalgas y fui sobre su esfínter, estaba todo mojado por el flujo que había chorreado de su concha y sin dejar de cogerla le metí suavemente dos dedos en el culo, por completo, empecé a moverlos en su interior como si se tratara de una segunda pija, mimi transformó sus gemidos en pequeños gritos de placer, sentí cambiar su respiración, la sentí estremecerse, probé agregar un tercer dedo, y yo no pararía a menos que ella lo pidiera, pero no lo hizo, más le daba más quería, se sacudía bajo mi cuerpo acompañando mis movimientos, hasta que me dijo ‘dale, no vas a romperme el culo?’ y amigo… quien podría resistirse a semejante culo!
Solo reí dando una nueva pitada a mi cigarrillo, miré el cielo, estaba gris, nublado, se aproximaba una tormenta, era todo tan loco, aún tenía una erección bajo mis pantalones…
La puse en cuatro patas, su culo se veía enorme, irresistible, su esfínter estaba todo abierto por el juego de mis dedos, apenas dividido al medio por la tanga roja que se interponía en el camino, nuevamente la hice a un lado, y se la metí por completo, nuevamente, esta vez en el culo, sin resistencia alguna, la tomé con las manos por su cintura, apretándola contra el colchón haciendo que su culo sobresaliera más todavía, y solo le di, le di y le di, hasta morir…
Gritaba como perra, no pude aguantar mucho, saqué mi pija caliente y empecé a llenarla de leche por toda su intimidad, por su cráter abierto, por sus labios, por sus nalgas, por su argolla, por su tanga, caímos rendidos, ella pasó sus dedos entre sus piernas, juntando un poco de mis restos para luego chuparlos muy provocativamente, eso realmente me gustó…
Terrible puta pensé en ese momento, jamás había hecho algo así conmigo, por qué las mujeres se comportan como putas con extraños y como vírgenes con su marido? que pregunta, no?
Miré por la ventana hacia adentro, ella caminaba nerviosamente de lado a lado, incluso fumaba, y ella solo fumaba si estaba realmente complicada con algo que la superaba.
Fui por las últimas líneas.
Era tarde ya, para decir mejor, ya era temprano pues empezaba un nuevo día, tu esposa se paró al borde de la cama y se sacó la tanga, quedó enrollada entre sus dedos, me miró y dijo ‘esto es un asco’, era cierto, tenía saliva, semen, flujos, testigo de una noche caliente, fue al baño a lavarla, mientras yo encendí la tv y comencé a dar vueltas con el control remoto, al rato volvió completamente desnuda, con una pícara mirada, tomó mi calzoncillo, solo se lo puso, se miró al espejo, rio nuevamente y se acostó de lado donde yo estaba, dándome la espalda, me dijo ‘qué pensaría mi marido si me viera con tus calzoncillos?’ y eso me dio la idea, acá te mando la segunda foto para que veas, obviamente le quedan mejor a ella que a mí!!!
Y después no mucho más, ya sabes, tu mejor amigo se cogió a tu esposa, era la gota que esperabas para rebalsar el vaso?
Y bueno, esos textos precipitaron el fin, no estuve mucho tiempo más con mimi, no tenía sentido, solo la dejé que siguiera su camino, para que tener a mi lado una mujer que no pensaba respetarme como hombre.
Así que les dejo las dos fotos que me enviara mi gran amigo Charly y una más que le había sacado yo personalmente tiempo atrás, la puta de mimi, la venganza es un plato que se sirve frío.
Amigo Charly, si leyeras estas líneas, sabes que estaré siempre agradecido por sacarme esta puta de encima.
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Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…
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