Somos una pareja. Mi esposa, Claudia, a los 46 años sigue siendo atractiva: mide 1,75 de altura, tiene ojos verdes, es conversadora elegante y sensual, aunque ahora está un poco mas gordita. Ella es inteligente, muy independiente y cuidadosa de sus derechos como mujer.
En nuestra pareja no hay jerarquías o privilegios, nos tratamos de igual a igual y así es como me gusta. En la cama, aunque ella para algunas cosas es liberal, para otras es mas clásica y conservadora.
Yo, Daniel, tengo 50 años, 1,80, físico normal. Siempre tuve fantasías sobre estar con otras mujeres, tríos mhm, hmh como invitado de una pareja y encuentros swinger para intercambiar pareja.
Esto no es por causa de mi esposa ni porque no la quiera, solo que siento de ese modo.
Respecto a este sentir, siempre consideré que proponerle el tema directa y abiertamente a Claudia podía causar un grave conflicto, tal vez irrecuperable. Por eso, mi idea era que el tema surgiera por alguna causa externa y casual, aprovechar el momento y comenzar a hablar.
De este modo, si la cuestión, no resultaba bien, la situación sería recuperable ya que solo era una conversación picante y no un tema que yo hubiera instalado.
Aunque constantemente busqué la oportunidad, el momento no se daba. Desde el comienzo sabia que iba a tardar y que debía estar atento para no perder la oportunidad. Así que durante mucho tiempo esperé para introducir el tema sin que esto fuera traumático para nuestra relación.
Hubo algunos intentos fallidos, oportunidades en las que la conversación no prosperó lo suficiente como para hacer una propuesta o insinuación y largos períodos de espera.
De todas mis fantasías, la que consideraba que podía tener mejor oportunidad de ser aceptada por Claudia, al menos para empezar, era la de un encuentro swinger light, ver como otras parejas tenían sexo y tal vez algunos toqueteos. Así que esto es lo que trataría de lograr.
Mis otras fantasías, como trios mhm eran mas difíciles de conciliar y mucho mas difícil, por no decir imposible, la idea de un trio hmh sin ella o directamente un encuentro con otra mujer.
Finalmente, un día se presentó una nueva oportunidad, la aproveché y disimuladamente comencé a hablar el tema. Esta vez la conversación prosperó y le hice la propuesta de buscar un encuentro swinger light, como para ver que pasaba.
Claudia primero fue reticente, pero seguimos hablando y en cierta manera fue cambiando de opinión. Después de un largo rato de conversación, me dijo que la dejara pensarlo unos días.
Pasaron muchos días sin que se volviera a mencionar el tema y pensé que había quedado descartado con una negativa silenciosa por parte de ella, como para que yo me olvidara del tema sin causar una pelea. Sin embargo, cuando ya no lo esperaba, ella me comunico su parecer. Me dijo que había estado investigando sobre el tema en internet y que estaba de acuerdo en intentarlo!
Me alegré mucho, aunque tuve la precaución de no demostrarlo demasiado. Yo estaba mas que contento, pero lo que me dijo a continuación me borro esa alegría y me dejo pasmado. Las cosas no habían salido para el lado que yo esperaba.
Lo que me dijo fue que debíamos ir de a poco, algo light. Esto era tal como yo había propuesto y esperaba, pero también me dijo que las primeras veces quería que viéramos de encontrarnos con un hombre, con un solo.
Wow, eso si que fue una sorpresa ! Su proposición totalmente inesperada e impactante, me dejó mudo.
Al verme así de sorprendido, Claudia me recriminó. Me dijo que, YO, había instalado el tema y que ahora me sorprendía con su propuesta, lo que demostraba que lo único que yo quería era coger con otras mujeres. Que la estaba tomando de boluda y que ahora no me gustaba la idea porque ella también podría coger con otro.
La verdad es que algo de razón tenia. Me había encandilado la posibilidad de coger con otras mujeres con la tranquilidad de tener su permiso y sin tener que ocultarme, pero no había visualizado mucho, mas bien nada, que Claudia también podría coger con otro u otros. Ahora estaba atrampado en una situación en la que me había metido sólito y tuve que callar y con eso otorgar.
Como no me había favorecido el trato, no busqué ningún contacto. No hice ningún movimiento esperando que el tema se calmara y cayera en el olvido. Además, como iba yo a buscar un tipo para mi mujer? Ni en sueños. Pero a los pocos días me di cuenta de que nuevamente estaba en otro grave error.
Claudia, si que había buscado y mucho mas hábilmente de lo que hubiera hecho yo. Ella había contactado, no con un solo, sino con un grupo de parejas, solas y solos que de vez en cuando hacían reuniones swinger en alguna de sus casas.
Esta fue una movida magistral de su parte, casi no mencionaba su propuesta anterior, lo que aparentemente suavizaba la situación pero me dejaba con muchas dudas y pocas opciones.
Para darle mas fuerza a su posición, me dijo que les había dicho que eramos nuevos en el ambiente y que solo iríamos a ver. Finamente elevando la apuesta y mi ritmo cardíaco, me dijo que la habían invitado para el próximo viernes a las 23 y me preguntó si quería ir para ver que pasaba. No me animé a decirle que no por temor de que fuera sola. Asi que le dije que si.
El viernes fuimos a la cita que era en una casa de fin de semana. Llegamos algo temprano y solo estaba la pareja de la casa. Nos invitaron a pasar y a tomar algo. Luego llegaron dos parejas mas y los dueños de casa nos presentaron.
Luego comenzamos a charlar entre todos para conocernos. Las mujeres eran atractivas, me gustaban y me excitaban y casi me olvidé de las condiciones que Claudia había impuesto para asistir.
Después de charlar un rato, empesaron a besarse, a tocarse y a sacarse la ropa. Sabían que habíamos ido a «ver» así que no se acercaron a nosotros. La idea era que si queríamos hacer algo, nos acercáramos nosotros. Si, nos invitaron a sacarnos la ropa, solo si queríamos y nos sentíamos cómodos.
Claudia aceptó y comenzó a desvestirse pero al mismo tiempo me dijo muy imperativa que yo no debía hacerlo. «Vos NO» fueron sus palabras. Se quedo en ropa interior recostada en un sofá y yo vestido, de pie cerca de ella.
Los demás se fueron moviendo hacia el otro extremo del gran living donde estábamos. Ya estaban todos desnudos, besando, chupando y algunos ya cogían. Nosotros mirábamos desde donde estábamos, a unos metros de distancia.
Transcurridos unos minutos, sonó el timbre de la entrada y el dueño de casa, desnudo, fue hacia la puerta, identifico por la mirilla y abrió. Llegaron dos hombres a los que algunos saludaron desde donde estaban.
Sin preámbulos se desvistieron charlaron un momento entre ellos y uno se fue con el grupo pero el otro se quedó de espaldas a nosotros, mirando al grupo casi desde donde estábamos Claudia y yo.
Nadie de los del grupo parecía prestarnos mucha atención, todos seguían en lo suyo. El recién llegado estaba delante nuestro mirándolos, Claudia miraba a todos menos a mi y yo miraba a Claudia y al hombre totalmente desnudo que estaba delante nuestro.
Yo sabia que estaba preparando su acercamiento. Si lo hacia, yo solo podría ser un espectador. Eso me alteraba, sentía unos celos raros, de baja intensidad mezclados con algo de vergüenza por ceder a mi mujer. No quería que se acerque, pero no podía hacer nada. Sabía que esto lo había desencadenado yo y estaba totalmente arrepentido, pero aun así, no podía hacer nada.
Hubiera sido patear el tablero, una arbitrariedad, una falta de respeto y desconsideración hacia Claudia y una prueba de mi estupidez al iniciar todo. Si intentaba algo seguramente, que iba a generar un grave conflicto con Claudia.
Claudia seguía a mi izquierda recostada en el sofá, en ropa interior, mirándolo a él y no a mi. Él estaba de pié delante nuestro, de espaldas, relajado, desnudo, como ajeno a la situación pero planeando su contacto.
Era un poco mas bajo que yo, 1,70 o un poquito mas, robusto pero no gordo, de piel blanca, sin mucho vello pero con abundante cabellera negra que usaba un poco larga y desprolija. Era mas joven que yo, tal vez cuarenta y pocos. Como estaba de espaldas no vía su pene, pero pensaba que lo tenía mas grande que yo y eso me daba mucha vergüenza, aun cuando yo estaba totalmente vestido.
En un instante, inesperado para mi, se dio vuelta y vino directamente hacia Claudia. Como yo estaba a pocos pasos, para que no escuchara lo que le decía, se agachó y le dijo algo en el oído. Ella solo lo miró sonriendo. El estiró su mano ofreciendosela para ayudarla a levantase. Ella se negó sonriendo y moviendo la cabeza, pero él, en lugar de irse, le sonrió y se sentó a su lado en el mismo sofá.
Le volvió a decir cosas en el oído dos o tres veces mas. Ella no decía nada pero le sonreía. Entonces él volvió a levantarse y a repetir el movimiento con la mano.
Esa vez, ella aceptó, le dio la mano y se levantó. Se fueron hacia un sillón individual un poco mas alejado de mi, como a mitad de distancia entre donde estábamos y el grupo de parejas que seguía muy animadamente en lo suyo sin prestarnos mucha atención.
Cuando llegaron al sillón el le ayudó a sacarse el corpiño y la bombacha, que dejaron en el suelo, debajo de una mesita cercana. Ahora, Claudia estaba totalmente desnuda, solo le quedaban los zapatos.
Sentí que me subía un calor incendiario, me transpiré todo, sentí latir mis labios y que se me para el pene. Ahora sabía que se la estaba por coger y que yo solo miraría. Que idiota me sentí. Lo habrán tenido planeado ? Planeado o no el resultado sería el mismo: mi mujer cogería con otro mientras yo miraba.
Claudia, solo con zapatos, se sentó en el sillón, el la ayudó acompañando su movimiento. Quedo, sentada, apoyando su espalda en el respaldo, de frente a él y con las piernas abiertas. El quedó de pié entre sus piernas, tenia la pija parada delante de la cara de Claudia, en una posición mas que sugerente para que se la chupe.
En ese momento vi y confirmé que si tenía una verga mas larga y mas gruesa que la mía. Mi enorme vergüenza se mezclaba con celos y excitación. Estaba furioso y loco, pero inmovilizado mirando la escena.
En cualquier momento Claudia se inclinaría hacia adelante y empezaría a chuparle la pija. Me moría por que eso no pase, pero sabia que ya era casi imposible que no sucediera. Inevitablemente vi lo que deseaba que no pase, Claudia empezó el movimiento de acercarse a la pija y sin titubeos, se la tragó toda. No esperaba que fuera así. En ese momento perdí la poca y tonta esperanza que me quedaba de que no pase nada.
Ella subía y bajaba la cabeza y la pija entraba y salía de su boca. No paraba, seguía y seguía con un movimiento largo y rítmico. Con cada bajada yo sentía una punzada y en cada subida esperaba que fuera la última. Sabía que cuando terminara era muy probable que pasara algo peor, pero igual quería que terminara de chuparle la pija ya.
Después de lo que para mí fue una eternidad, la vi levantar un poco mas la cabeza y así la pija se le salió totalmente de la boca. Le chorrea baba y tenia los ojos brillantes, estaba un poco ahogada.
El esperó un momento y después la tomó con las dos manos de la cabeza y la bajó otra vez hacia su pija. La sacudió vigorosamente varias veces, Claudia se resistió y otra vez se le salió la pija de la boca. Él volvió a bajarle la cabeza y meterle la pija en la boca, pero ella volvió a levantarse porque se había ahogado otra vez.
Se tomaron un respiro, rieron y hablaron y Claudia se recostó en el respaldo y abrió mas las piernas como ofreciendo su vagina, después trató de subir los pies al sillón. Él le levantó la piernas la corrió un poco hacia adelante y la penetró por la vagina. La bombeó algunas veces, pero los dos estaban incómodos, así que se separaron y cambiaron de posición.
Ella se arrodilló en el asiento hacia atrás y apoyando sus manos y pecho sobre el respaldo. Quedó sobre el sillón presentando su culo y vagina para que el hiciera lo que quiera. Ahora yo iba tener que ver como se la cogía y seguramente que después de un rato intentaría darle y terminar en su culo.
Siempre pensé que a cualquiera que llegara a tener un encuentro con ella le daría el culo sin problemas, siendo que rara vez me lo dio a mi. Muchas veces intenté hacerle un anal y siempre me dijo que le dolía, pocas veces me dejó entrar y rara vez me dejo terminar. Vi que había tenido demasiadas contemplaciones con ella y que le daría el culo al primero que encontraba y lo haría aunque él tuviera una pija mas grande y dolorosa que yo. Seguramente esta vez se la tragaría toda sin quejas y hasta le pediría mas.
Estando en estas cavilaciones, mientra ella esperaba regalada sobre el sillón, vi como él sacaba un forro de una canastita que había sobre la mesa cercana y se lo colocó. También tomo unos sobrecitos de lubricante que abrió fácilmente y volcó el contenido de un par e ellos donde comenzaba la raya del culo de Claudia.
Le haría el orto sin mas previa. Se puso otro lubricante en la pija y también dejó caer una buena cantidad de saliva en sus dedos. Le pidió a Claudia que se abriera las nalgas. Ella apoyó el pecho en el respaldo del sillón y con las dos manos se abrió las nalgas mostrando su ano rosado.
Él le metió dos dedos en el culo y los movió para dilatarle un poco el agujero. Se los sacó y los olió con placer en una inspiración profunda. Dejó caer saliva de su boca en la raya de Claudia y le volvió a meter los dedos para dilatarla mejor. Ella callada lo dejaba hacer.
Después de un rato de dilatar, le sacó los dedos del culo y se acercó inclinando el cuerpo un poco hacia atrás y su pija hacia adelante. Le puso la pija en la raya del culo y la movió con la mano de arriba hacia abajo para que se mezclara el lubricante y la saliva.
Sin soltar su pene le apoyó la punta en el ano y empujó. Entraron unos centímetros, Claudia dio un respingo y soltó una de sus nalgas con una quejido. Pero no hizo nada mas, solo apoyó el brazo que había soltado,en el respaldo del sillón.
Él no le saco la pija del culo. Vi como se inclinaba hacia adelante y le decía algo al oído, entonces ella bajó su mano hacia la concha y empezó a masturbarse. Esto nunca lo había hecho. Le gustaba que yo la pajeara, pero nunca había accedido a hacerlo ella misma frente a mi.
El empujó un poco mas y ella gimió. Siguieron asi un rato, él sin moverse y Claudia masturbándose. Luego se la sacó y se puso mas lubricante en la pija. También le pidió a ella que escupiera en su mano y después le untó la saliva en el culo. Le metió el pulgar y le pajeó el culo y la concha al mismo tiempo. Ella se chorreó y el aprovechó, le sacó la mano y le metió la verga.
Ella se quejó con un grito ahogado, pero siguió pajeando su concha intensamente. Esto le produjo mas dilatación y así terminó de entrarle totalmente la verga en el orto. Claudia se quejaba sonoramente, pero el no se la sacó.
Esperó a que se calmara y distrajera un poco y le hizo el primer bombeo. Fué un movimiento rápido, retrocedió un poco sin sacar la cabeza de la pija del culo de Claudia y luego empujó fuerte
Ella se quejó mas fuerte, pero el no le dio tiempo para hacer nada y le hizo otro bombeo y otro y otro, Al principio ella siguió quejándose intensamente, pero los quejidos fueron apagándose y convirtiéndose en gemidos de placer. Le estaba rompiendo el culo a mi mujer como yo nunca había podido hacerlo.
Sentía vergüenza, excitación, celos, enojo, frustración y envidia. Ahora, en cada bombeo se sentía un aplauso entre el cuerpo de él y las nalgas de Claudia. Ella gemía y gritaba de placer, se pajeaba, y chorreaba mientras el otro la bombeaba por el culo cada vez mas rápido.
Lamentablemente para mi, no acabó rápido. Él hacia pausas cuando sentía que estaba por acabar, siempre con la verga adentro de Claudia, para poder seguir gozando. Ella cambiaba la mano con la que se pajeaba cuando se cansaba.
Siguieron así hasta que en una de las pausas el acabó. Vi que se inclinó sobre ella y la abrazo fuerte, mientras apretaba las nalgas de su propio culo. Se mantuvo un rato así y se la sacó.
La tenía un poco sucia de caca. Le abrió las nalgas y se limpió la pija en su raya. Después con una mano le abrió un poco las nalgas, pude ver el ano de Claudia muy dilatado y con algo caca y lubricante. Le salieron unos peditos y le salio mas lubricante mezclado con caca.
El le metió el pulgar en el culo y la pajeo en la concha haciéndola chorrear una vez mas. Después se inclino sobre ella la beso en la boca, se sacó el forro, lo tiró sobre la mesa y se fue hacia adentro de la casa. Me saludó al pasar y me dio un gracias casi imperceptible.
Ahora no sabia que hacer. Claudia había quedado arrodillada en el sillón, agotada, con los ojos cerrados. Una de las mujeres del grupo se le acerco para ver si estaba bien. Ella le dijo que estaba maravillosamente. Se sonrieron y la otra la felicito y la beso.
Después la limpié un poco, la vestí y nos fuimos a casa. Cuando llegamos, nos bañamos y acostamos en silencio.
En la cama pensaba, que pasará ahora? lo buscará para coger sin decirme? Me pedirá repetirlo? buscará a otro u otros? organizará encuentros a los que voy a tener que acompañarla?. Voy a tener que cubrir sus escapadas con familiares y conocidos?
Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico de pareja swinger con dudas
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