Hola amigos, soy Mónica y esta es la continuación de mi anterior relato de como le fui infiel a mi marido con su amigo… por lo que te comiendo leer primero ese antes de esta continuación de mi relato infidelidad con amigo de mi esposo.
Al volver a casa con mi marido, no me podía explicar como, el primer día que conocí a Eduardo, ya había cogido con él. Si lo que se, es que estaba terriblemente caliente, el estar sin el cola less acentuaba mi cachondez. Cuando inicié el perreo, ya casi sabía que terminaría fifando con Edu.
Ni decir cuando me subió la mini y sentí su falo resbalar por la zanja que forma mis dos nalgas. En ese momento llegué al límite de mis sentidos y ni decir cuando me pidió me agachara un poco más, sabía bien que me la iba a enterrar. Para mis adentros rogaba me penetrara con su verga lo más rápido y profunda posible.
Ahora aún no puedo creer que estando a metros mi esposo, yo estuviera con esas inaguantables ganas de tenerlo a Edu dentro de mi. Cuando sentí que la poronga de mi compañero de baile comenzó a pasar por mi raya vulvar, bajé una mano y la encaminé directamente hasta mi vagina.
¿Que placer!. Sentir que su glande me iba invadiendo, mucho más «gorda» que la de mi marido, me llenaba plenamente la vagina, no es que fuera mi primera vez con algo así. No soy una nena de pecho, en mi vida probé muchas porongas largas y gordas, pero hacía tiempo que no cataba una de ese grosor. Últimamente no trampeé mucho y las que tuve eran de tamaño, diríamos «normal».
Gemía en tanto su polla iba ingresando en mi «conchita», pero he de decir que no eramos la única pareja teniendo sexo en la oscuridad del jardín, se oían gemidos por muchos lados. Me la tragué toda, cuando sentí que su pene estallaba dentro mio, su lechita caliente me produjo una nueva acabada. No era la primera y que me hizo lanzar un gritito de felicidad, que gocé como perra en celo.
Al sacarme su pene de adentro sentí como algo así como una botella llena boca abajo a la cual le quitan el tapón. La cantidad de semen se me escurrió desde la vagina hacia mis piernas, seguramente pensé que Edu hacía bastante tiempo que no estaba con una mujer y por eso su abundante lechada.
Inmediatamente salí disparada al sanitario para secarme y tratar de lavar un poco mis piernas. El olor a sexo delataría a mi marido lo que había sucedido.
Cuando regresé a la mesa, los dos hombres se hallaban charlando plácidamente. Juro que en ese momento, mi nuevo amante me invitaba nuevamente a bailar, yo lo hubiera llevado hasta el jardín y me lo hubiera vuelto a fifar, por que pese a que tuve varios orgasmos (soy multiorgásmica), aún estaba muy recaliente.
Al rato los hombres decidieron retirarse y Edu nos llevó hasta nuestro hogar. Ya en casa, aduciendo que había transpirado algo, me dirigí a darme una ducha, no por que estuviera sucia, sino para sacarme el olor a sexo, que no se si por imaginación o real yo sentía. Además de tratar de bajarme la calentura que me había provocado Eduardo. La misma me desapareció al acostarme con mi media naranja, que entendiendo mi calentura me la bajó a pijasos.
Pasó el fin de semana, lunes los chicos al colegio. Mi marido me recordó que tenía una cita a las 10 am con mi nuevo amante, supuestamente Fer no sabía que la noche del viernes lo putísima que su adorada mujercita había estado.
En mi, pese a lo que me había entusiasmado, especialmente el tema cruceros de turismo, tenía mucha vergüenza como me había entregado tan fácilmente. ¿Que pensaría Edu de mi?.
Le dije a mi marido que había recapacitado y que no iba a ir ni aceptar la propuesta. Mi marido se enfadó conmigo, diciéndome que yo era dueña de aceptar o no la propuesta, pero no podía dejar de concurrir y «poner la cara», ya sea con una aceptación o rechazo. Que era su amigo y no quería quedar para el traste.
Ante la realidad, opté por ir. Mi marido se fue a su trabajo y yo me vestí. Ropa interior blanca, tanto cola less como soutien, una camisa blanca calzas de lycra rosa. Al verme en el espejo marcaba todo, tanto que llevaba cola less, como mis labios vaginales (llevo el coño totalmente depilado), por lo que resolví usar un vestido cuya pollera super, pero super corta tapaba apenas mis glúteos y mi pubis.
Llegué a horario, Edu me recibió con un piquito, allí le dije que no sabía como había sucedido lo del viernes a la noche, que estaba algo bebida y que estaba muy apenada. Le pedí disculpas largamente, que yo no era así, que nunca me comporte así. Él me respondió que no tenía por que avergonzarme, muchas veces sucede eso entre dos personas que recién se conocen, pero que la química los hermana sexualmente. Que en ese momento descubrimos que había mucha química entre los dos y que sucedió lo que sucedió y nada más. Que no es para alarmarse, cuando existe esa compatibilidad, lo mejor es desfogarse y ver luego si se repite.
Ante tal cordialidad perdí la idea de retractarme sobre el trabajo. Abrió el cajón de su escritorio, al ver que sacaba infinidad de papeles, le pregunté que era lo que buscaba, me respondió: «la tarjeta con el teléfono de la cafetería, para solicitar dos cafés».
Un desparramo de papeles, que alcanzaban casi a tapar una foto de una mujer agradable de ojos verdes. Al ver que yo miraba la imagen, me comentó que era Carmen, mi antecesora. Con todos los papeles quedó arriba del escritorio un álbum. Me dijo que iba a bajar a traer los cafés y que por favor tirara todo dentro de los cajones.
Se retiró de la oficina, traté de guardar ordenadamente todo en las gavetas. Me llamó la atención el álbum, lo abrí y oh, eran fotos de Eduardo y Carmen teniendo sexo. Unas eran de mamadas de pija, otras de mamadas de concha y de culo, teniendo sexo anal, sexo vaginal, acabada en la boca otras sacando la lengua, como señalando por parte de Carmen de haber tragado todo el semen.
En eso estaba cuando no advertí la llegada de Eduardo con los dos cafés. Me agarró con las manos en la masa. Sin sobresaltarse me dijo, ah ya vistes las fotos con Carmen teniendo sexo. El último gran polvo que nos echamos fue un día antes que se fuera. Realmente espero que siempre lo tenga en recuerdo, ya que luego se fue a casar. Antes compartía su cuerpo con su novio. Bue, en eso tienes algo mucho a tu favor, que eres una mujer casada, que ofrece menos complicaciones que una soltera. Me dejó sin palabras, por lo visto quería redituar conmigo lo que hacia con Carmen.
Tomamos el café mientras el me iba explicando donde estaba cada cosa, cada itinerario turístico, mientras a mi me iba «picando» la almeja, cada vez más. Se me ocurría que me estaba sucediendo lo del viernes por la noche. Menos mal, pensé, que llevaba el vestidito, taparía que me estaba mojando entre las piernas.
Continuará…
Relato infidelidad con amigo de mi esposo enviado por Mónica B.
Imágenes para ilustrar el relato erótico nada mas, no son reales!
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