Hola, quiero contaros en este relato erótico como fue la primera vez que el amor de mi vida me hizo cornudo.
Es importante poneros en contexto para que podáis entender lo placentero que es para un cornudo, una experiencia como la que os voy a contar a continuación.
La llamo «El amor de mi vida» porque no es mi esposa, tampoco es mi novia. Pero fue mi novia en los tiempos de la secundaria, se podría decir que fue mi primer amor y yo el de ella. Estuvimos mucho tiempo juntos, aproximadamente unos cinco años. Sin embargo, sólo tuvimos un año en el cual nuestra relación se mantuvo en fidelidad.
La primera vez que me hizo cornudo, no lo disfruté a la primera. Lo hizo a traición, terminé con ella y el dolor me había quedado un poco en el corazón. No podía dejar de sentirme molesto al imaginarla con mi amigo, fue una traición doble.
Pero cuando llegaba la hora de masturbarme, esas cosas que imaginaba se tornaban placenteras, imaginaba la boquita abierta que pone ella cuando se la cogen y empieza a soltar gemidos automáticos. Cierra los ojos y se concentra en todo el placer que está recibiendo dentro de ella.
Detallaba en mi mente como sus nalgas eran protegidas por las manos de otro hombre. Imaginaba que sus manos agarraban mi cuello para reposar su cuerpo sobre un cornudo como yo, mientras un hombre de verdad la folla como a ella le gusta.
Esto fue algo que mantuve durante mucho tiempo dentro de mi subconsciente. Hay un salto en el tiempo que es necesario para resumiros esta historia y llegar al punto en el cual pude disfrutar de mi cornudismo a plenitud.
Luego de la traición, terminé con ella pero volvimos luego de que pasara un mes. Todo el mundo supo que yo era un cornudo, sobretodo ella. Ella sabía que ahora iba a ser capaz de perdonarle absolutamente todo lo que me hiciera, por más doloroso que fuera. Así que estuvimos 3 años más en ese plan, yo siendo un cornudo que disfrutaba sus cuernos en silencio y ella me ponía los cuernos en silencio. (Aunque era un poco obvia con sus acciones).
Llegó un momento en el que nuestra relación ya no era sostenible, puesto que eramos dos chavales de a penas unos 19 y 18 años. (Ella tenía 19). Terminamos y cada uno consiguió otra pareja.
Yo por mi parte, con la pareja que tuve justo después de ella, practiqué el cuckold por primera vez. Pero no era algo pleno, lo conversábamos sólo durante el sexo y cuando se nos quitaba la excitación, nos hacíamos los que no habían visto ni oído nada. Sobretodo yo, pero a día de hoy agradezco como ella fue mi confidente durante tanto tiempo sabiendo sobre todos mis turbios fetiches. Al menos fue así hasta que entré en confianza conmigo mismo para abrir esa puerta en cada una de las nuevas relaciones que tuviera y así fue.
Pasó el tiempo, terminé con esta chica también y tuve un par más a las que les platiqué de mi fetiche pero nunca se dio del todo. Pero un día, decidí llamar a mi ex, la de la secundaria.
Ella ya tenía incluso una hija con otra persona, que para un hombre común y corriente será un marrón, pero para un cornudo, criar al hijo de otro es la máxima humillación placentera que existe dentro del fetiche. Tanto así, que no te llama la atención hasta que se te presenta la oportunidad. Algo parecido sucede con el cinturón de castidad, pero venga va, que me desvío del tema.
Me reuní con ella, nos reencontramos. Fui a buscarla a su casa y conocí a su hija, estuvimos unos días hablando hasta que comenzamos a agarrarnos confianza de nuevo. Un día, ella me dijo que tenía un porro en su casa. (Marihuana). Le dije que podía traerlo a mi casa a fumar y quedarse a dormir conmigo y eso fue exactamente lo que hicimos.
Ella ya sabía sobre mi fetiche. Se lo había comentado muy por encima, casi en broma. Pero la cantidad de veces suficiente como para asomar la verdad, que amo ser un cornudo. Así que luego del porro, nos sentimos un poco menos tensos. Fumamos y fuimos al cuarto en donde íbamos a trabajar (Ya que ella ganaba dinero en ese momento como modelo webcam, desnudándose por internet, básicamente).
Hicimos la sesión que hacíamos cada noche mientras su hija dormía en una habitación cercana. Había un colchón en el piso de la habitación en donde estábamos trabajando, nos acostamos ahí a descansar. Aún fumados, comenzamos a hablar, nos desnudamos e hicimos el amor. Me sentía tan en otro mundo, que comencé a hablarle de mi fetiche sin importar lo que me dijera.
Le dije «Amor, disculpa que te diga esto, pero me excitó mucho cuando me dijiste que querías estar con tu amiga». (Le dije eso como para abrir la conversación por el lado más convencional)
Me preguntó «¿En serio te excita eso?»
Muchísimo – Respondí excitado.
Poco a poco fui escalando en la intimidad de las preguntas.
«Amor, discúlpame por esto, pero ¿recuerdas el fetiche que tenía?» Pregunté con miedo a un instantáneo rechazo que cortara la pasión tan intensa que vivíamos.
«No, ¿cual fetiche?» Preguntó.
«Me vas a hacer tener que decirlo» Pensé. Y sí, tuve que decirlo.
Le pregunté que si se molestaba si yo quería verla con otro hombre y me dijo que no. En ese momento mi excitación subió de un 70% a 100% de golpe. Me vine muy arriba y comencé a decirle muchas cochinadas más.
«¿Sabes que me gustaría?» – Pregunté
«¿Qué?» – Preguntó como respuesta.
«Que te follen, te dejen toda la lefa encima y luego yo tener que limpiarte» – Propuse.
«Oh, Dios mío» – Dijo sorprendida y excitada ante esta propuesta indecente.
«Con la lengua» – Añadí.
En ese momento se excitó mucho más aún y me preguntó que si sería capaz de hacer eso, obviamente le dije que sí. Hablamos un par de cosas más y con lo excitado que estaba me vine muy al momento encima de ella y para demostrar lo que había dicho durante el sexo, lamí toda mi propia lefa sobre su ombligo.
Se sorprendió mucho y me dijo que le parecía muy rico. Le dije que sería mucho más rico si la lefa fuera de otro.
Esa misma noche, hicimos el amor un par de veces más y tuvimos muchas fantasías y relatos que darían para enviar dos correos más. Pero hay un relato en particular, que me contó ella mientras me masturbaba con sus deliciosas manos de puta, que aún cada vez que me viene a la cabeza se me pone dura. Así que no perderé la oportunidad de compartirlo:
Salía con un chico, musculoso y su pene de tamaño regular. Tenía mucha energía en el sexo, la maltrataba mucho como a ella le gusta, le pegaba en las nalgas y le daba muy duro con su polla.
Una vez, estuvieron en la azotea del edificio donde vivía este tío y él la estuvo follando en cuatro con mucha fuerza aproximadamente a las 2 am.
Justo antes de venirse, sacó su polla de la vagina de ella, la puso en su boca, le dejó toda la lefa en la garganta y luego volvió a meterle la polla para seguirla follando con fuerza.
Gracias por leerlo.
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