Quiero contarles lo que me sucedió con mi esposa al tratar de convencerla para tener encuentros de intercambios. Ya antes habíamos subido algunas fotos porno caseras a la web, aunque ella no estuvo del todo de acuerdo con esto, lo aceptó y al parecer disfrutó mucho los comentarios que le hicieron; siempre ha puesto de pretexto la inseguridad y los riesgos sanitarios.
Pero en fin no he dejado de intentar convencerla. Verán lo que sucedió.
Tenía en mente probar su sensibilidad a los intercambios en la realidad, ya que cuando le intentaba convencer platicando a solas, me emocionaba al oírle decir que le gustaba la idea, incluso me hacía preguntas:
¿Cómo te gustaría verme con otro?, ¿te darán celos?. ¿Qué pasará si me gusta y después queremos vernos solos sin ti?, en fin. Sin embargo, cuando intentaba hacer realidad esta fantasía sexual, se ponía seria, me cambiaba la plática y terminábamos casi siempre molestos.
Pero un día, estábamos trabajando en el campo, teníamos un mozo que nos ayudaba en las labores, era entre semana y los niños asistían a la escuela.
Ella decidió ir a ayudar en algunas tareas, así es que estábamos solos los tres a la sombra de un árbol, los tres trabajábamos sentados en banquitos. De repente descubrí que su pantalón tenía una parte descosida en la entrepierna, ella estaba sentada frente al mozo. No se si él ya se había dado cuenta de lo descosido del pantalón, pero por lo regular no levantaba la cabeza, como atreverse a ver a la patrona y menos si yo estaba presente.
Esperé que él se levantara para ir por más material, para aprovechar en decirle lo de su pantalón. Ella estaba tan concentrada que no se había dado cuenta y abrió la boca de asombro, me apresuré para decirle, “abre un poco mas las piernas, que el mozo te está observando, creo que quiere verte mas adentro”.
Se incomodó un poco pero no le di importancia, para ese momento el mozo regresaba, como estaba junto a ella, con mi rodilla le moví la de ella y le hice señas alardeando que el mozo se estaba excitando.
Mientras el mozo nos arrimaba material, le insistía a ella que le diera chance de verle algo mas, incluso la previne indicándole que pusiera atención a sus movimientos y que vigilará su mirada.
Creo eso los prendió a los dos, porque ambos se empezaron a echar miradas, mientras yo disimulaba no haberlos visto, mi pantalón empezaba a molestarme el pene, pues ya se estaba poniendo duro.
Me incorporé un poco hacia atrás acomodándome la herramienta que cada vez pedía mas y mas libertad, cuando de pronto ella se puso de pie, estirando sus brazos y dejando ver ese algo que le estaba pidiendo. Lanzó un gemido de descanso y el mozo también le dirigió la mirada, como si los tres hubiéramos estado platicando de sexo.
Intercambiamos miradas pero seguimos laborando, esta vez estábamos mas a la expectativa de los movimientos. Ella al volverse a sentar comentó lo descosido de su pantalón y abrió las piernas, dirigiéndolas hacia el mozo, quien esta vez en verdad se excitó.
Cada rato se paraba para acomodarse el pene, ir por material, pero sin dejar de ver a mi mujer, ella también nos veía y me hacia señas como esperando que le indicara el momento para iniciar; no pude contenerme y me paré frente a ella dejando lo abultado de mi pantalón a la altura de su cara. Me acarició el pene y con un dedo indicó al mozo que se acercara, los dos se pararon también, la tomé de las tetas para dejar que el mozo le acariciara las pompis.
Rápidamente, él muy tímido le pasó sus manos por encima del pantalón pero en seguida le llegó hasta sus encantos acariciándole el ano. Puse mis pulgares en el elástico de su pantalón para bajárselo hasta las rodillas, cosa que me dejó la cara a la altura de su bello púbico.
Ya sin pantalones mi esposa, el mozo le acercó su pene, que aun estaba preso, ella le expuso las nalgas y las empezó a mover en circulo frotando su pene. Mientras le quitaba la blusa y el sostén, el mozo se liberó su pene y empezó a abrirle las nalgas tratando de introducírselo.
Ella se inclinó hacia adelante y se liberó de su pantalón para abrir mas las piernas, no le agradan las penetraciones anales, así es que le dejó libre el paso en su vagina, el mozo la tomó de las caderas y se dispuso a ensartarla. Jadeando ella me tomó el pene y empezó a chuparlo, de vez en cuando lo soltaba para ver la cara del mozo que cada vez la embestía con mayor fuerza desde atrás. Le indicó que fuera mas rápido, mas, mas, gózame le decía.
Esta escena me excitó mucho, sobre todo porque en las conversaciones no aceptaba hacerlo, y ahora los tenía en frente.
Dejé caer sus brazos al piso, quedando ella en cuatro pies; no podía perderme el momento de observarlos desde el ángulo lateral, y tampoco pude contenerme en acariciar las nalgas del mozo. Estaba tan ocupado que no dijo nada, luego de un suspiro fuerte ella tuvo el primer orgasmo, fue tan profundo que se tambaleó, pero seguía así hasta que el mozo la llenó de semen.
Para este momento ya le restregaba mi pene en las nalgas del mozo, quien con movimiento brusco se hizo a un lado diciendo que no podía hacerlo, mejor me dejaba el campo libre para que ahora yo penetrara a mi esposa.
“Ándale complácelo” dijo ella, pero el lo negó con la cabeza, tomé a mi esposa de frente y la recosté en el piso, puse uno de sus pies en mi hombro y también le remangué fuerte y certero el golpe, estaba ya muy excitado que no tardé en venirme.
Así sucedió esta vez y sin pensarlo, después de que ella no quería hacerlo en la realidad, ya tuvimos la experiencia. Ahora cada vez que el mozo nos ayuda, pues le damos rienda suelta al goce, en el campo, en la casa y hasta una vez en la plaza lo hicimos, aunque muy discreto el asunto era de noche y había baile. Guuaauuu que cogidota nos aventamos esa vez.
Les sugiero que estén muy alerta cuando anden por la playa o en los restaurantes, porque nos podemos aparecer como algo inesperado, todo depende que a mi esposa le guste el tipo, aun no hemos tenido experiencia con mujeres ni con parejas.
Relato anónimo de mi esposa teniendo sexo con otro
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