Relato sexual de nuestra primera experiencia swinger con un desconocido

Decidimos, después de muchas pláticas, entrar al ambiente swinger y bueno, pues quisimos hacerlo preparando un encuentro con un conocido en en esta web de contactos. La cita estaba lista para ese sábado y nosotros muy nerviosos, pero muy excitados con la idea de permitir entrar a un hombre, desconocido hasta ese momento, en nuestra vida sexual.

Es una sensación muy extraña, indudablemente sientes celos, pero la excitación llega a tal grado que terminas por hacerlos a un lado y dejar que siga todo adelante, así que ahora les voy a contar, con lujo de detalles, como fue que un desconocido, que contactamos en AdultFriendFinder, compartió con nosotros nuestra fantasía de llevar acabo un trío HMH, en nuestra casa, en nuestra cama, con mi esposa y lo mejor, haciendo de esa noche un recuerdo erótico inolvidable, que hasta el momento nos tiene húmedos con solo mencionarlo.

Desde luego, previamente intercambiamos correos, fotos e incluso un par de llamadas, tratando de garantizar que no se tratara de una broma, pues la verdad siempre existe el temor de que pueda tratarse de una mala jugada.

Ese sábado empezó como todos los demás, iniciamos el día como cualquier otro sábado en nuestras vidas, ella se fue a trabajar medio día como lo hace siempre y yo, inicié mi jornada laboral desde muy temprano, ya que tenía una cita de trabajo, un desayuno para ser exacto, lo que afortunadamente nos ayudó a que transcurriera el día un poco más rápido, porque de verdad que ambos estábamos muy excitados, incluso en lo personal, al grado de no poner mucha atención a la conversación del desayuno, por estar pensando en lo que teníamos planeado para la noche.

Dieron las 5 de la tarde, hora en que habíamos acordado vernos en un restaurante bar de la ciudad que queda muy cerca de nuestra casa. Mi esposa y yo, habíamos planeado antes una especie de señas para saber si los dos estábamos dispuestos a continuar antes de dar el siguiente paso.

Dieron las 5:15, tan solo 15 minutos de retraso de nuestro invitado y mi esposa con la voz notablemente nerviosa me dijo, “Oye Amor, si este muchacho no viene, ¿podemos llamarle al negro?”. Me quedé sin habla.

El “negro”, era un compañero suyo de la universidad que desde que nos casamos ha tratado de acercarse a ella a pesar de la distancia, porque en realidad no somos originarios del estado y crecimos en otra parte del país.

El negro, como le decimos, fue un novio suyo, el cual por lo que me ha contado, es una persona muy caliente y mantuvieron una relación sin mucho sexo, pero de calidad cuando se daba la oportunidad.

Así las cosas, me percaté de que mi esposa estaba totalmente decidida a hacerlo, que realmente la idea la tenía más excitada de lo que ella misma reconocía y que de llegar nuestro invitado, sería sin marcha atrás, pues ella quería que pasara.

– 5:20, “Vamos a mandarle un mensaje y que nos diga si viene o no”, así que tomamos el celular y le preguntamos si lo esperábamos, para, en todo caso, mejor irnos a otro lado.

La respuesta al mensaje fue inmediata; “Estoy en el estacionamiento, solo les pido que se fijen a la entrada para que me hagan una seña”.

Uy!, que sensación tan fuerte, yo veía la cara de mi esposa. Incluso externó una sonrisa de nervios, pero tratando de que no me percatara de ello, porque más que nervios era excitación. Ella estaba lista para hacerlo.

Se sentó en nuestra mesa después de saludarnos discretamente, el estaba tan nervioso como nosotros, pidió algo de tomar y en el Inter., mientras le solicitaba la bebida al mesero, mi esposa rápidamente, olvidándose por completo de las señas acordadas, asintió de inmediato con la cabeza, mostrando un brillo en los ojos de total lujuria y algo enrojecida más que de pena, de la emoción de lo que estaba a punto de suceder.

Ante eso y yo que también estaba totalmente excitado, pedí la cuenta, la que por cierto pagamos entre los dos, el y yo desde luego, nos dirigimos al estacionamiento y nos dijo que nos seguía, “yo traigo mi propio coche”. Así que lo guiamos hacía nuestra casa, pero en el camino nos detuvimos un momento en la tienda para comprar algo de bebida y botana para pasar el rato.

Al detenernos, le dije a ella que se quedara en el carro y que lo llamara para hacerlo entrar en confianza más fácilmente, aunque cuando regresé de comprar las cosas, al abrir la puerta, ella tenía su mano acariciando sutilmente sobre el pantalón y él impávido, se puso de mil colores cuando me vio en la puerta del carro. Me subí nuevamente y ahora si llegamos a la casa.

Metimos las cervezas al refrigerador, mientras le ofrecí a nuestro invitado un Vodka con jugo de naranja y me serví otro, mi esposa decidió tomar de nuestros vasos, así que nos sentamos a conocernos un poco más, charlar y beber, mientras el ambiente se tornaba incierto, pues al parecer nuestro invitado se sentía temeroso de mi presencia para actuar.

Terminamos la copa y le dije al oído a mi esposa que se pusiera un top de encaje que no deja nada a la imaginación, así que ella se dirigió a la recamara, se cambió y nos dejo expectantes de sus movimientos y su figura, aunque para mi era señal de su deseo de acelerar las cosas.

Me volvía a acercar a su oído, esta vez la besé y le dije, me voy servir otra copa, mientras tu inicias algo, porque el no se va a decidir nunca. Así que eso hice, mientras mi esposa caminó hacia el, que estaba sentado en una silla del comedor, puso sus senos apenas cubiertos con la poca tela del top y lo tomo de las manos poniéndolas justo en sus pechos, dejando exclamar un gemido que me hizo hasta tirar la charola del hielo que tenía en la mano y a la cual, ya no estaba prestando atención, derramando el agua que acababa de poner en ella para reponer los cubitos que ocupé para preparar las bebidas.

Me quedé como observador un momento, ella comenzó a besarlo y yo decidí bajar la luz para que no me vieran, así, el se sentiría más cómodo aunque en su lugar, ya no me hubiera importado nada.

Metió las manos en el top y le sacó los senos para besarlos, mientras ella se sentaba de frente a el, regalándole algunos movimientos muy sensuales en sus piernas.

En ese momento pensé que ya no se detendrían, así que me acerqué nuevamente, acaricié a mi esposa en sus nalgas y la besé en el cuello, pero en ese momento el se detuvo nuevamente, ella no tuvo más remedio que sentarse en otra silla, entre los dos y brindamos por ella y el momento, aunque la verdad es que en ese momento, ni mi esposa ni yo queríamos brindar, sino continuar con lo que había empezado.

Pasaron unos minutos y el no respondía, solo platica y platica y nada de nada, así que me levanté, levanté a mi esposa de la silla girándola de espaldas a mi y le pregunté que si no le gustaba, sacando simultáneamente sus senos del top y ofreciéndoselos para que los tocara y besara.

Entonces, finalmente se decidió, ahora si ya sin control, el comenzó a besarla, ella a desvestirse y a quitarle la ropa para sentirlo. Le acariciaba la verga mientras el le metía la mano en su pantaleta, a ella en ese momento, era lo único que le quedaba encima y no habría poder humano que la detuviera.

Lo terminó de desvestir, el la volteó de frente a mi y comenzó a besarla en la espalda y cintura -algo que a ella la vuelve loca- mientras sus manos jugaban dentro de su pantaleta.
En ese momento, ella comenzó a bajarme el pantalón, me la sacó y la llevó a su boca para después girar nuevamente y pedirle a nuestro invitado que se colocara un preservativo, pues ya quería sentirlo lo antes posible.

Así lo hizo, ella volvió a girar, se metió rápidamente pues además me imagino que estaba, no húmeda, sino empapada y comenzó a moverse intensamente.

nuestra primera experiencia swingerMientras tanto, nuevamente puso mi verga en su boca, comenzó a tratar de apagar sus gemidos, cerrando los labios alrededor de mi verga y el, cuando volteé a verlo, estaba a punto de venirse irremediablemente ante tanta calentura de mi mujer.

Y así fue, tan solo un momento después de haberlo visto, se escuchó una voz temblorosa, entre cortada, que le decía, espérame por favor. Ella se detuvo, se levantó de el y mientras tanto, nuestro invitado rápidamente se dirigió al baño.

Ella sin prestar mucha atención, me tomó de la mano y me llevó a la recamara, se recostó de espaldas, levantó las piernas colocándolas en mis hombros y con su mano, metió mi verga dentro de si para comenzar a moverse y gemir con una intensidad increíble.

Así llegó su primer orgasmo de la noche, el cual aproveché para salirme antes de venirme yo también, pues quería continuar por más tiempo.

Nuestro amigo, para ese momento ya estaba parado en la puerta, solo como espectador, por lo que lo invité a tomarla nuevamente mientras yo masajeaba con mis dedos su clítoris.

El se acercó, la besó y comenzó a jugar con sus senos, lo que provocó que de inmediato ella tuviese otro orgasmo, esta vez más intenso.
Ella giró y le pidió que se recostara en la cama, se montó literalmente en el, y comenzó a subir y bajar muy rápidamente.
En ese momento yo solo observaba, estaba viendo como mi esposa gozaba con otro hombre y estaba a punto de explotar, por la calidez de lo que sucedía, los celos ya eran rebasados por la situación que me tenía demasiado caliente, me puse de pié en la cama hasta que mi verga quedó nuevamente en su boca y ella, mientras se seguía moviendo sobre nuestro amigo, comenzó a lamer mi verga de una manera exquisita.

Nuestro invitado nuevamente terminó y se escapó nuevamente al baño, mientras mi esposa se mantenía insaciable. La bajé de la cama, la recliné hacia la misma y la penetré bruscamente mientras le daba unas nalgadas, cosa que a ella le fascina cuando está muy excitada.

Ella nuevamente llegó a su tercer o quizá cuarto orgasmo, para ese momento yo ya había perdido la cuenta y estaba a punto de no poder controlarme ni un momento más, así que le pedí que se volteara, la puse de rodillas frente a mi y dejé escapar todo sobre sus labios y senos.

Ella sudaba como nunca, se mantenía excitadísima y quería más. La recosté en la cama y comencé nuevamente a masturbarla; Yo sabía que sus gemidos me harían recuperarme, así que la acaricié y jugué con sus senos hasta que ella nuevamente tuvo otro orgasmo.

Guau!! En ese momento yo estaba nuevamente listo, pero nuestro amigo, el que francamente yo había olvidado en ese momento, se apresuró a tomarla, por lo que mi esposa de inmediato lo llevó a una esquina de la cama, se montó nuevamente en el, como diciendo ahora si no te me escapas y sujetando firmemente la cabecera de la cama, se lo cogió, ella a el, hasta llegar a su enésimo orgasmo de la noche, mientras este pobre caballero, quedaba tirado en la cama pues le resultaba imposible controlarse ante tanta lujuria de ella.

Eso fue lo último que el hizo, se sentó en un banco y comenzó a hablar y hablar, nosotros lo invitamos a recostarse en la cama, ella quería y así me lo había dicho, amanecer entre dos hombres desnudos para continuar en la mañana, pero el no pudo quitarse el miedo de mi presencia por más que traté de demostrarle que no había problema, que se trataba de algo fuera de lo común, pero también de común acuerdo.

Intentamos atraerlo haciendo nosotros un 69, primero ella arriba, luego abajo y volvió a tener un orgasmo, esta vez no tan intenso, pero igualmente delicioso. Se subió en mi para que la penetrara y me dijo al oído que quería que el, nuestro invitado, la penetrara por atrás al mismo tiempo.

La situación era intensa, pero el no se animó nunca más, es más, para este momento ya tenía nuevamente puesto los boxers, que al principio mi esposa le habría quitado tan sutilmente. Así que decidimos llegar una vez más los dos, esta vez bien sincronizados como regularmente tratamos de hacerlo y nos recostamos a descansar y beber algo, esperando a que quizá el se animara más tarde.

De momento me quedé dormitando un instante, situación que el quiso aprovechar para invitarla a ir a otra habitación, pidiéndole estar a solas con ella, razón por la cual mi esposa muy discretamente me despertó, le dijo que no era su intención estar a solas con otro, sino compartir el momento conmigo y mientras el se metía al baño, ella me pidió que finalizáramos
el encuentro.

Así pues, le dijimos que teníamos que salir a dejar unos papeles, el se retiró y nosotros continuamos jugando hasta quedar dormidos, totalmente exhaustos.

Al día siguiente, como era de esperarse, todo el día estuvimos muy calientes, lo hicimos en varias ocasiones a lo largo del día y por la tarde y ella me pidió que algún día repitiéramos esta aventura.

Ahora, tiempo después, hemos disfrutado de este estilo de vida, hemos pasado buenos momentos y de verdad que disfrutamos muchísimo lo que hacemos, eso sí, siempre cuidándonos mucho, con las medidas de higiene y prevención necesarias.

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