Relato erótico de una gran experiencia con tres putas culonas

Muy bien amigos, voy a relatarles una experiencia caliente que he tenido hace poco más de un año. A diferencia de este año 2020, signado por la pandemia, los distanciamientos y los tapabocas, en el 2019 gozábamos de una normalidad que nos permitía tener todo tipo de encuentros e intimidades.

Tal es así, y haciendo honor a mi hábito de consumir buena prostitución, allá por el mes de septiembre decidí acometer una aventura digna de los mejores videos XXX.

He dicho que consumo buena prostitución en el sentido de contar ya con un staff semi permanente de mujeres que tienen los atributos que más me gustan. Estas amigas liberales tienen la característica de ser sumamente culonas. Pasaré a describirlas.

Gabriela es una mujer de 40 años, de pelo negro lacio y un flequillo a lo Bettie Page, de enormes glúteos y voluminosos pechos, de piel blanca y ojos celestes, una sonrisa cautivante, y cuenta con un departamento totalmente equipado para pasar horas de sexo y lujuria. A ella la conozco desde que tenía unos 28 años. Hemos compartido decenas de sesiones calientes, tanto en su departamento como en el mío, ya que me ha visitado en alguna ocasión.

En ciertas oportunidades hasta hemos pasado la noche entera juntos dando rienda suelta a nuestras fantasías. El departamento en que ella trabaja queda en la zona céntrica de la ciudad y fue el escenario de algunos tríos y de la historia que les relato.

Paola es otra de las protagonistas. A ella la conocí por medio de Gabriela, en un tiempo compartían el departamento e hicimos tríos en más de una ocasión. Paola es de piel trigueña y pelo rubio, sus caderas son enormes, deben medir unos 130 centímetros, tiene buenas tetas pero definitivamente lo que me vuelve loco de ella es su culo gigante.

Amo los culos gordos y grandes, me gusta hundirme en ellos, frotar toda mi cara entre nalgas carnosas, es un fetiche que me pone extremadamente cachondo. En efecto, siempre estoy a la búsqueda de nuevas escorts con ese atributo.

Una semana antes de lo ocurrido en el relato que hoy les comparto, efectuando usa búsqueda habitual, encontré por internet una joven de 23 años que ofrecía sus servicios. Su nombre Samanta, y realmente quedé impactado al ver las imágenes que esta chica publicaba en su anuncio.

Samanta es una verdadera BBW, para los que conocen esta categoría del porno, sabrán lo significativo que es poder encontrar este tipo de oferta.

Las BBW, son mujeres gordas, se salen del modelo standard de la belleza 90-60-90, y, para los fanáticos como yo de las grandes curvas este hallazgo fue la puta gloria, porque Samanta no solo es una chica gorda, sino que su servicio está casi exclusivamente orientado a los adoradores de culos grandes.

Con sus 23 añitos es una experta en el arte del facesitting, es decir en posar su enorme trasero sobre la cara de sus clientes hasta sofocarlos. Tiene una cara angelical y un culo de no menos de ¡¡¡150 centímetros!!

Como he dicho fue conocerla y quedar loco por probarla en la cama. La contacté y concretamos el encuentro. No voy a entrar en detalles (quizá otro relato lo dedique exclusivamente a ese primer encuentro) simplemente fue tan espectacular que ese mismo día tuve la idea de realizar lo que ya a esta altura se imaginarán.

Con una serie de mensajes de whatsapp planifiqué el encuentro múltiple. Se trataría de mi segunda vez con 3 mujeres. La primera fue con Gabriela, Paola y Marcela, pero esta última no era lo suficientemente caderona como para cautivarme. Este, en cambio, sería un encuentro grupal con 3 mujeres cuyos culos me resultaban espectaculares.

Estaba a punto de realizar una fantasía tan increíble que el solo hecho de imaginarlo me erizaba la piel y me producía una erección húmeda instantánea. Dispusimos día y hora para el encuentro, el lugar sería el departamento de Gabriela.

Fue un miércoles por la mañana. Las 11 horas y el lugar señalado. Llegué unos minutos antes a la puerta del edificio para aguardar a Samanta que no conocía el lugar. Paola ya se encontraba arriba, en el departamento del piso 8, junto a su amiga y ex socia, Gabriela.

Una vez dentro, ya reunidos los cuatro y luego de presentarles a mis viejas amigas la “chica nueva”, mientras pasé al baño a higienizarme pude oír que hablaban las tres animadamente al tiempo que se disponían a quedar en la lencería que les solicité: desnudas, solo vistiendo medias de red negras hasta mitad del muslo.

relato de sexo con tres putas culonasCuando volví a la habitación iluminada tenuemente con una lámpara de luz roja encontré una de las escenas más felices que pude haber vivido en materia de sexo. Las tres mujeres hermosas, sobre la cama, dispuestas en cuatro patas ofreciendo sus enormes y redondos culos mientras al otro lado un gran espejo que ocupaba casi toda la pared, reflejaba sus rostros sonrientes y sus miradas lascivas.

Lo que para cualquier hombre resultaría sumamente cachondo se potenciaba en mi caso ya que se trataba de tener a mi disposición los tres mejores culos que he conocido en el ambiente de escorts de mi ciudad. Tras años de frecuentar estos servicios era la primera vez que había reunido a las tres mujeres que, para mi gusto, tienen los culos más grandes y excitantes que conocí. Estaban allí, las tres juntas, una al lado de la otra exhibiendo para mi deleite sos formidables partes traseras.

A la derecha estaba Paola con su gran y pesado culo, en el centro Gabriela, aunque con 115 centímetros de cola, resultaba el menor de los traseros, con una redondez y perfección absoluta y a la izquierda Samanta con el más voluminoso de los tres, con su piel extremadamente suave y blanca. Comencé por adorar de a uno cada culote.

Primero fue el de Paola, lamiendo su ano a la vez que con mi mano izquierda lo abría, con la mano derecha hurgaba las nalgas y la vulva de Gabriela. Luego ya en el medio, mientras arremetía en una chupada antológica el culo de Gabriela, manoseaba a cada costado el culo de Paola y el de Samanta.

Finalmente la serie de chupadas acabó a la derecha con el gigantesco culo de Samanta mientras Paola y Gabriela ya se habían incorporado y, entre las dos, empujaban mi cabeza ahogándome en las profundidades de la más culona.

-así, ahógate con ese culo.

-comele todo el culo a esta pendeja que es re puta.

Era el tipo de comentarios que escuchaba entre los gemidos de placer de Samanta.

-te lo vas a comer todo así. Chúpalo bien que después te lo tenés que coger- le oí decir a Gabriela mientras sacudía mi nuca, refregando mi cara por el culo de Samanta, que no dejaba de contonearse y gemir.

Tras esos primeros minutos de triple cunnilingus, ya con mi pene endurecido al extremo, me puse de pie y Gabriela me colocó el preservativo para poder comenzar a penetrar a la más jovencita. Demás está decir que es una sensación única estar cogiendo a una mujer en posición de perrito mientras otras dos flanquean y observan el acto mientras profieren todo tipo de comentarios soeces. Así las cosas, en tanto que yo clavaba frenéticamente mi miembro en la concha de Samanta, Gabriela y Paola abrían las gordas nalgas para facilitar y observar la penetración.

-que puta es esta pendeja. Comentaban y reían mis veteranas cómplices.

-te tenés que coger bien cogido este culo, mirá lo que es.

Samanta hacía lo suyo, moviéndose cual perra en celo, como rindiendo examen ante dos putas experimentadas. Yo traté de conservarme sin acabar, pues quería durar lo suficiente para hacer pasar mi pija por las tres conchas antes de tener la primera eyaculación. Disfrutaba de aquella vagina, prendido a ese culo gigante e intercambiando miradas con las otras dos que parecían a esa altura mojarse a chorros viendo semejante escena.

Mis manos alternaban el toqueteo entre el culo de Samanta y las conchas de me ofrecían a izquierda y derecha. Llegado un momento, habiendo cogido ferozmente a la primera, se me dio por cambiar de agujero y le pedí a Paola que ocupara ese lugar. Cambio de preservativo mediante, inicié el coito con Paola, quien se empinó, dejando bien alto su culo y apoyando su cabeza en la cama.

Sus nalgas se bamboleaban al rito del acto. Más al centro de la cama Gabriela se puso también en cuatro para ofrecer su culo a Samanta, quien en su afán de demostrar su predisposición a la lujuria, comenzó a chuparlo.

La escena se ponía cada vez más caliente. A la vez que cogía a Paola, manoseando su formidable trasero con una mano, con la otra abría el culo de Gabriela para que Samanta succionara y lamiera cómodamente el ano.

Ese acto lésbico generó una nueva ola de comentarios cachondos que endurecían más y más mi pene y me obligaban a aguantar la descarga, que a esta altura era todo un desafío. Al cabo de unos minutos es esas posiciones me dispuse a cambiar nuevamente de vagina. Fue simplemente intercambiar lugares entre Gabriela y Paola ya que me quedé parado en el mismo sitio y Samanta chupaba esta vez el culo de Paola.

-mmmm como chupa el culo esta chica.

-¿viste? Lo chupa re bien. Decían mientras yo le entraba duro a la tercera concha del día y observaba con lujo de detalles la chupada de culo que estaba practicándole Samanta a Paola.

Mi calentura era proverbial. Con el olor y sabor de los tres anos en mi nariz y boca respectivamente sentía en mi glande el cosquilleo extremadamente placentero que me proporcionaba la concha de Gabriela, que estaba estrecha y apretaba bien. Entonces, Samanta y Paola se incorporaron, cada una a un lado de Gabriela y comenzamos a besarnos los tres. Nos besábamos y lamíamos las lenguas y bocas llenas de sexo a la par que Gabriela gemía y gozaba mirándonos en el espejo.

Fue entonces que decidí poner fin al primer segmento de coitos y pensé en qué forma podía tener mi primera eyaculación. Saqué la pija de la concha de Gabriela y me tendí en la cama, boca arriba.

Gabriela volvió a meter mi pija en su concha pero esta vez montada sobre mí, dándome la espalda, con su exquisito culote en primer plano. Hecho esto, las otras dos se ubicaron de rodillas y poniendo cada una su culo apuntando a mi cara comenzaron a frotármelos a cada costado.

Con dos culos monstruosos dándome sentones en la cara y otro saltando en mi pene sobrevino la primera y excitante eyaculación. El placer fue bestial. El semen caliente inundó el preservativo en las profundidades de Gabriela. El sabor, el olor, la textura de la piel de cada culo que tenía frente a mi cara me llenaba de excitación. Fue increíblemente intenso ese primer orgasmo.

-mmmm que fiesta de culos tenés. Dijo Gabriela y dejaba salir mi pene de su sexo para girar y quedar mirándome semi hundido entre los dos impresionantes culos desnudos que escoltaban mi rostro.

-uffff, ustedes son unas bestias. Alcancé a decir con escaso aliento.

Paola y Samanta rieron al oírme y se incorporaron nuevamente a los lados de la cama. Me quité el preservativo lleno de mi cargamento y durante unos minutos, mientras recobraba el aire, charlamos los cuatro de lo culonas que eran las tres. Una vez que recobré fuerzas volvimos a comenzar.

Esta vez se quitaron las medias de red y sin nada de ropa volvieron a ofrecerme en línea sus culos abiertos para que se los chupe. Idénticamente las tres sentadas sobre sus talones, abrían sus nalgas dejando ver sus anos húmedos. Esta vez además de meter mi lengua en ellos, me dediqué a lamer sus pies, algo que también me fascina.

Tres anos, tres vulvas, seis pies, treinta dedos de pie lucían frente a mí para que dé rienda suelta a mi lengua. Mi boca posó por todos esos lugares enjugando desde sus culos hasta sus plantas de los pies. Lamía y me masturbaba como un enajenado. Estaba enloquecido con la enorme abundancia de que disponía.

Culos enormes, pies desnudos con sus pliegues y deditos esperando ser chupados por mi insaciable boca. En esto estuve largo rato hasta que la segunda eyaculación se hacía inevitable. Volví a tenderme boca arriba en la cama.

En esta oportunidad la que se sentó en mi cara fue solamente Paola. Samanta y Gabriela chupaban y lamían mi pija y mis huevos. Me masturbaban con fuerza y me complacían con sus lenguas toda mi genitalidad.

Así estuvimos un rato, con mi lengua penetrando el ano de Paola y las otras mamándome enérgicamente. Cuando se hizo evidente la proximidad de mi orgasmo Gabriela le preguntó a Samanta si se tragaba la leche, a lo cual respondió que sí.

Ese fue el último detonante. Con Paola sentada en mi cara, largué mi esperma directo dentro de la boca de Samanta mientras Gabriela masajeaba mis huevos provocando espasmos intensos con cada chorro eyectado.

Al concluir Samanta de tragar la leche nos sentamos los cuatro en la cama y conversamos un largo rato antes de volver a la vida pública.


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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