Relato erótico de nuestro primer encuentro con un amigo de Esposas y Maridos

No llevamos mucho tiempo en la página, pero ingresamos con muchas expectativas, con esas ganas como describimos en nuestro perfil de “Dispuestos a conocer y disfrutar.” Nada en específico para ser honestos. No nos gustan los libretos, preferimos que las cosas vayan fluyendo.

Realmente la acogida a nuestros relatos eróticos y a nuestro perfil ha sido maravillosa y nos encanta que así sea, por lo cual les enviamos un abrazo y nos disculpan a quienes envían mensajes y nos demoramos un poco en responder, pero procuramos hacerlo a todos.

En medio de muchos mensajes, siempre estamos a la expectativa de poder conocer a alguien interesante, sea una pareja, una mujer o un hombre solo, siempre y cuando hablemos en respeto y bajo unas condiciones claras.

Hoy queremos contarles de nuestro primer encuentro real con un amigo de Esposas y Maridos llamado Carlos.

Carlos es un tipo bien parecido, buen cuerpo, pulcro y buen conversador. Desde el primer mensaje nos llamó la atención su forma respetuosa de hablarnos y lo caballeroso que se notaba al querer conocernos sin ningún tipo de presiones.

Mensaje va, mensaje viene, y entre muchos que nos han escrito, decidimos darnos la oportunidad de conocer a Carlos. Les confesamos Julián y yo estábamos algo nerviosos porque era un encuentro en un sitio publico sí, pero con un total desconocido, del que no sabíamos nada, solo lo que nos alcanzó a contar de el por chat de Whatsapp, una video llamada y un par de fotos.

Debo confesarles que me llamó mucho la atención, era el tipo de hombre que quería conocer en este juego que decidimos jugar con mi esposo.

Nos pusimos una cita, miércoles en la noche, quedamos de encontrarnos en un café de Buga (somos de Guacarí y nos queda cerca) que nos encanta a Julian y a mi, Carlos venia desde Cali, así que decidimos vernos relativamente temprano, a eso de las 7PM y solo sería una conversación dijimos.

Sin embargo Julian me dijo “Amor, póngase bien mamasita, quiero que Carlos la vea y chorree la baba por usted” – Ya me estaba colocando un poco ansiosa si soy honesta, pero obedecí a la petición de Julian.

Me dispuse a darme un delicioso baño, me toqué los senos mientras me bañaba imaginando como sería ese primer encuentro, me eche crema en todo mi cuerpo, me maquille y me puse bien mamasita como Julian quería, no era un sitio muy formal así que busque algo indicado para el lugar, me puse unos puti short (así les digo porque soy muy muy cortos y se me alcanza a ver la curva del culito) y una blusa muy escotada de amarrar adelante que hace que las tetas resalten muy provocativas, dándole mi toque de inocencia con un moño sobre mi cabeza, para verme putica y tiernita al tiempo, tal como le gusta a Julián.

Llegó la hora, llegamos al sitio antes que Carlos, empezó a escribirnos diciendo que ya estaba buscando el sitio con las indicaciones, y entre más se acercaba más asustada y fría me colocaba, pero disfrutaba esa sensación.

Julian me calmaba diciéndome que tranquila que estábamos juntos en esto, que si no me gustaba Carlos no tenia que pasar nada, y que si me gustaba se lo indicara saludándolo de abrazo y un besito andeneado, pero que solo pasaba lo que el me ordenara, porque me encanta ser la putica de Julian, su esclavita sexual, que me domine y me diga exactamente que quiere que haga.

Llegó Carlos, y efectivamente era tal cual como lo imaginé, pulcro, buen cuerpo, olía delicioso (a hombre como me encanta) y una sonrisa maravillosa. Nos saludamos y tímidamente le di un abrazo y un besito andeneado porque me gustó mucho y era la señal que le dije a Julian le daría si me gustaba.

Mi esposo comprendió de inmediato la señal y me lanzó una mirada picara, una sonrisa cómplice y le dijo a Carlos que se sentara que era totalmente bienvenido.

Empezamos a conversar, yo estaba sentada en una poltrona sentada al lado de Julian, y Carlos se sentó en frente en un puff, risa va risa viene, conversaciones triviales, hasta que Julian pasada una hora en este ameno momento dijo: “Bueno Carlos, venga hombre siéntese al lado de nosotros para que entremos más en confianza y le contamos algo”.

Carlos sin pensarlo dos veces se paso del puff al sillón y yo quede en la mitad de los dos y el ambiente de repente se torno tenso, pero ese tenso delicioso que sabes que algo ocurrirá.

Julian sin decir nada, tomo mi cara con su mano firmemente, y me besó delante de Carlos, un beso húmedo y delicioso, realmente corto, porque el sitio no es de ambiente es un café normal, pero por ser miércoles estaba más bien solo y es de luz tenue. Cuando me besó sentí algo delicioso, que me mojé casi de inmediato, porque estaba ahí en la mitad de mi esposo dándome un delicioso beso y al otro lado un desconocido mirando como me besaba.

Me dejo de besar y le dijo, mientras sostenía aun mi cara con su mano: “Carlos, ella es mi mujer, pero también es mi putica. Y ella hace lo que yo le diga que haga o le de permiso de hacer. Y hoy queremos jugar un poco. ¿Te gusta mi mujer?”

A lo que Carlos respondió sin titubear “Es lo más delicioso que he visto en años, que cuerpo, que culo, que tetas, que sonrisa, esta buenísima hermano con todo respeto”.

Ante esas palabras, sentí literalmente como me mojé, como esa sensación de que un extraño me morboseara así de frente y al lado de mi marido me generó un morbo que no tienen idea.

Julian me dijo: “Amor hoy te doy permiso a que me pidas lo que quieras.”

Me puse roja, lo sentí en mi rostro, me acerque al oído de Julian y le dije susurrando “Quiero tocar su verga, se le nota que la tiene dura ya”.

Julian dijo “Dale tienes mi permiso”.

Aprovechando que la mesa tapaba la vista de donde estábamos sentados un poco, lancé mi mano sobre la verga de Carlos, ante lo cual se sorprendió un poco pero se noto en su rostro que lo disfrutó, empecé a masajearla encima del pantalón suavemente para que no se notara mucho para las personas que estaban en otras mesas, ya estaba durísima, que se salía del pantalón, y ya se empezaba a notar su cara de arrecho.

Julian me pregunto: “Te gusta lo que tocas” – “si me encanta” le dije – mientras Carlos guardaba un silencio profundo pero con cara de disfrutarlo muchísimo.

“¿Te gustaría chupársela?” me dijo Julian – “¿Me dejarías?” Dije – “Vamos, tenemos nuestro carro aquí afuera, demos una vuelta” dijo Julian.

Pedimos la cuenta, Carlos entre asombrado y arrecho no hablaba mucho, mientras que Julian fue en busca del carro y nos indico a ambos que nos subiéramos en la parte de atrás para ir más cómodos.

Apenas cerramos la puerta Julian me dijo “Quiero que seas la puta que deseas ser… aprovecha este momento mientras damos una vuelta por la ciudad”.

Ya estaba demasiado arrecha, la pena había pasado a un segundo plano, ya no tenia pudor, quería jugar y sacar la puta que a Julián le encanta que sea. Me senté sobre Carlos, mirándolo de frente, mis tetas sobre sus pechos y mi boca muy cerca a la suya, mientras el sin dudarlo cogió duro mi culo se notaba que le encantaba y le dije:

“Quiero ver lo que toque, se siente que tienes una verga deliciosa”.

Cuando le dije esto, me lancé a su boca y le di un beso, bfffff, de verdad un beso delicioso, exquisito, ganoso, lleno de lujuria y mucho deseo… Más aun sabiendo que mientras me besaba con un desconocido llamado Carlos en la parte de atrás de nuestro carro, era mi marido el que conducía mirando por el retrovisor lo que sucedía.

Fue un beso largo, delicioso, de esos que no quieres que acaben, nos acariciábamos mutuamente, desamarró mi blusa del nudo de enfrente y empezó a besar mis tetas, las mordía, las lamia, las admiraba, con una cara de incrédulo pero al tiempo de deseo que era indescriptible.

Respiraba duro y estaba concentrado allí, hasta que le pregunte a Julián “Amor, te gusta como me come las tetas”.

Dijo: “Si me encanta, dile que te las coma como te gusta como toda una putica” – Se las puse juntas para que sumergiera su rostro en ellas y me diera lengua a las dos…

Me las llenó de su saliva y sentí como cada vez estaba más mojada a punto del orgasmo sin siquiera tocarme mi vagina – Me baje de el, me senté al lado y le dije “Quiero ver eso que toqué tan rico” mientras le bajaba el cierre y el se acomodaba para bajar un poco su pantalón y sacar su verga.

De repente brinda sobre mi cara una verga hermosa de verdad, húmeda, dura como me encanta y dispuesta a ser chupada. Quede mirándola como niña a su chupeta y sin pensarlo más pase mi lengua por su glande, bordeándolo en círculos para sentir su lubricación en mi boca y saborearla mejor.

Carlos se retorcía y gemía de placer. Mientras que Julián no perdía un instante para que mientras conducía miraba por el retrovisor la escena de ver a su puta esposa con la verga de un extraño en su boca.

Empecé a mamar esa hermosa verga, a disfrutarla, a gemir de placer de lo cada vez más dura que se ponía mientras subía y bajaba, me encantaba ver la Cara de arrecho de Carlos y sus gemidos, al igual que miraba la cara de Julián de arrecho incontrolado mirando. Se la mame con tantas ganas que no aguanto demasiado y dijo me voy a correr…

primer encuentro real con un amigo de esposas y maridosEmpecé a succionar y mamar más rápido, subiendo y bajando pues quería sentir esa lechita en mi boca, tomarme toda la leche de un desconocido delante de mi marido me enloquecía.

De repente pum! El preciado líquido seminal salió con una fuerza increíble mientras se la chupaba, sentí como calentó y lleno mi boca de semen mientras me esforzaba por no dejar regar ni una gota. La saboree, la tome, me la trague mientras Carlos no dejaba de respirar aun más duro, de gemir y de decir que lo chupaba como toda una puta.

Al ver la escena Julián paró, justo en un lugar donde parquean unos taxis, le dijo a Carlos “Muchas gracias hombre ya te puedes ir, queremos estar solos mi esposa y yo, espero hayas disfrutado”. Carlos comprensivo y con la claridad de las cosas, se subió rápidamente sus pantalones, me dio un beso de despedida, agradeció todo y salió del carro.

Julián arranco en un silencio profundo, la verdad pensé que estaba algo molesto con lo sucedido, que se había enojado por verme disfrutar de otra verga. No sabía que decir, así que guardé silencio como toda una sumisa pero no dejaba de pensar que me encantaba lo que acababa de pasar.

Paró el auto en la salida a Buga, en un camino algo solo, se bajó del carro, abrió la puerta de atrás. Me miró, me dijo que saliera, y cuando salí me volteó me puso contra el carro, me besó el cuello y me dijo al oído:

“Eres mi puta y eres mía… y harás lo que yo diga que hagas”…

Me bajó el short desesperadamente y sentí como al bajar mi braga estaba súper mojada, casi a punto del clímax, bajó su pantalón y me la metió toda, sin compasión, me empezó a clavar y con la otra mano a tocar mi clítoris, mientras yo no hacía sino gemir de placer, estaba a punto de venirme… No aguantaba más… era demasiada la arrechera… hasta que estallé y me corrí casi que de inmediato mientras me penetraba…

Me quitó de su verga, me ordenó que me arrodillara y se masturbó en mi cara mientras me decía lo puta que era, que vio como disfrutaba esa verga, la cara que ponía y llenó mi cara, mi boca y mis tetas de esa deliciosa leche que me fascina.

Me dijo que me subiera así, que no me limpiara, que quería verme untada de él y así nos fuimos para la casa.

Una locura más, no hablamos mucho en el camino. Pero ya en cama, recién duchados, recordábamos con arrechera cada instante vivido.

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