Era sábado por la noche y estaba cansado de tener el culo apoltronado frente al televisor. Necesitaba salir a tomar algo y despejar mi cabeza de tanta mierda. Los problemas me acuciaban y estaba deseoso de desconectar y pasar aunque fuera un momento de tranquilidad.
Había una discoteca cerca de mi casa, no era lo mas propicio, pero imaginé que con tanto ruido y música alta, mis malos pensamientos se mantendrán alejados.
Me puse una camisa azul, unos vaqueros y unos zapatos negros. Nada maravilloso pero iba resultón.
Llegué a la entrada del establecimiento, la verdad es que mis 45 años desentonaban un poco entre tanto joven, la edad media no rondarían mas de la treintena, pero que coño, necesitaba desconectar y tomar algo.
Pagué mi entrada y entré en el local. Como imaginé el ruido era atronador, perfecto, no escuchaba ni mis pensamientos. Me coloque al final de la barra y reclamé la atención de una de las cameras de imponente figura, se acerco y amablemente me pregunto que deseaba…
– Ponme una cerveza y un chupito de bourbon.
La bella dama me sirvió lo pedido rauda y veloz, cosa que agradecí. Cogí mi cerveza y oteé a mi alrededor, contemplando chicos y chicas moviendo sus cuerpos al compás de la música y consumiendo sus bebidas espirituosas.
El ambiente era alocado y lleno de desenfreno. Ojeé a las camareras y la barra en general.
Al principio no descrubri nada fuera de lo común, pero al mirar al final de la barra, creí ver como una pare jita de unos 25 o 26 años de edad, miraba hacia donde me encontraba y cuchicheaba al oído.
Era una parejita de chavalitos jóvenes y guapos, pero ella era despampanante. Su cabellera negra caía sobre unas dulces mejillas sonrosadas, que albergaban unos precioso y enormes ojos oscuros de mirada penetrante que me dejaba completamente derretido. Sus labios carnosos, los cuales mordisqueaba ligeramente mientras miraba, daban alas a mi mas íntimos deseos.
Yo los mire un poco perplejo, sin pensar que semejante belleza se hubiera fijado en un triste solitario, algo mayor y que ahogaba sus penas al final de la larga barra.
Continué con mi cerveza. Apuré el chupito y proseguí oteando el espectáculo.
Derrepente note como unos deliciosos muslos rozaban mis piernas, el local estaba atestado con lo cual no le di la menor importancia. Pero una vocecita se dirigió a mi :
– Te molesta que nos pongamos a tu lado.
Mire y allí estaban, ella con su despampanante figura enfundada en un traje de minifalda y escote de pico que se ajustaba a sus preciosas curvas y hacia que mi imaginación se transportara a otro momento y otra situación bastante mas placentera, y el con una enorme sonrisa permanecía en un segundo plano.
-En absoluto, poneros donde os plazca- dije yo.
Así estuvimos un rato en el que ellos cuchicheaban y ella no hacia mas que disimuladamente, rozar su hermoso cuerpo con cada parte del mio que estuviera cerca.
En un momento dado se giro y me pidió disculpas porque al estar el local así no podía impedir el roce. Yo simplemente dije que no se preocupara, pero dentro de mi me estaba encantando la situación, imaginaba que hacia yo con ese culo, con esas tetas pequeñas y firmes, que me pedían a gritos que las mirara, que las mimara y acariciara. Estaba fantaseando de demasiado…
Ella se contoneaba a mi lado mientras ambos reían y hablaban al oído. Sus manos acariciaban su pelo y lo recogían sobre su cabeza mientras sus caderas, se balanceaban de uno a otro lado al son de la música. No podía ya evitar mirar esa hermosura, aunque intentaba que no se me notara demasiado.
A el le pillaba mirándome de vez en cuando y cuando veía mi cara de corte porque me había descubierto con mis ojos clavados en el culo de su chica, sonreía.
Bebían y reían, con complicidad, lanzaban miradas furtivas y ella cada vez se acercaba mas.
En un momento dado se acerco la camarera tras haber dialogado con ellos y me ofreció otra ronda de lo mismo que andaba bebiendo.
-No he pedido nada.
– estos chicos te invitan a la ronda.
Golpee suavemente el hombro de aquella belleza y girándose pude tener a os dos de cara.
-Muchas gracias por la invitación.
-No hay de que.-me dijo ella lanzándome una mirada con sus enormes y bonitos ojos oscuros.
-¿Como te llamas? .- Me pregunto
-Dani.
Yo Monse y el Carlos. ¿Eres de por aquí?.
-Si, vivo cerca, con mi mujer, pero no creo que me quede mucho con ella…
-¿y eso?.
-Lios nuestros… ya sabes cuando llevas mucho con alguien…
-Bueno seguro que lo arregláis.
No se yo ya hace mucho que no quiere darme lo que necesito… bueno pero vale de mis problemas, he venido a divertirme un poco ¿y vosotros?.
También queremos divertirnos jejeje. Si quieres puedes estarte con nosotros. Dijo lanzándome una mirada ardiente y apoyandome su mano sobre mi pierna.
Un poco apabullado y desconcertado mire a Carlos y le pregunte:
¿y tu que opinas?.
¿yo? Que me encantaría que te divirtieras con nosotros, sobre todo con ella.
Una sensación de incertidumbre y de ardor sexual recorrió mi cuerpo, nunca me había sucedido nada parecido. No pude evitar echar una de mis manos sobre esas peligrosas curvas de sus caderas a lo cual ella respondió acercándose a mi oído.
-Voy a hacerte todo lo que tu mujer no quiere hacer, quiero que me folles delante de mi marido y te corras donde mas placer te produzca.
Aquellas palabras recorrieron mi mente de uno a otro lado y me produjeron tal excitación que mis pantalones comenzaron a hincharse, pase mi mano por su hermoso culo a la par que besaba suavemente sus mejillas, acercándome a sus precioso labios. Ella acompaño, deslizando su mano hacia mi entrepierna y tocando mi miembro erecto.
¡no pinta nada mal!- dijo entre sonrisas.
Derrepente pensé que alguien allí podía reconocerme y les comente si ellos tenían algún sitio donde vernos.
-Si, pero vivimos un poco lejos, solemos alejarnos de nuestros sitios habituales cuando vamos de caza…..jejeje. Ademas bebimos un poquito.
-No os preocupéis si queréis llevo yo el coche que prácticamente no he bebido nada.
Ellos asintieron y nos encaminamos a las afueras del local. Yo iba tras ellos y no podía dejar de mirar como aquel escultural culo se movía con esos excitantes andares, esas preciosas piernas que pedían a gritos ser acariciadas y la larga melena morena que caía sobre su espalda. Todavía no alcanzaba a creerme que iba a follarme a aquella belleza de mujer.
LLegamos al coche, era un espacioso monovolumen. Carlos me dio la llaves y se sentó en la parte posterior, mientras que Monse y yo en la delantera. Arranque y les pregunte el destino. Hacia allí nos encaminamos.
Íbamos escuchando la música y Monse pegada a mi me daba conversación y acariciaba mi pierna. Poco a poco la conversación se calentaba, me decía lo que le gustaría hacerme mientras preguntaba que qureria hacerla yo.
No pude mas y pasa mi mano de la palanca de marchas a uno de sus suaves muslos y comencé a subir hacia su entre pierna, mientras ella correspondía desabrochando mi bragueta y metiendo la mano el ella. Saco mi miembro erecto y subiendo y bajando su piel se dirigió a Carlos.
-Mira cariño que durita y gorditta está, quiere follarme ahora mismo.
Carlos se acerco y miro por encima de nuestros asientos.
-Ummmm que bonita polla, dale salivita cariño y metetela bien en la boca.
A lo cual ella se agacho sobre mi e introdujo mi polla en su fantástica boca. Aparte mi mano y la coloque sobre su espalda, mientras ella ensalivaba bien mi glande y lo apretaba fuerte con sus carnosos labios.
Íbamos por una zona algo boscosa por las afueras y la sensación de placer que estaba sintiendo con su lengua y labios jugando sobre mi capullo era tal, que se me estaba haciendo complicado mantener la concentración en la carretera.
Decidí coger un pequeño camino de tierra y separarme de la carretera. Al llegar a un pequeño claro aparque el coche. Ella no parecía percatarse de nada y continuaba comiéndome la polla como si no hubiera mañana.
La agarraba con una mano, para poder descapullar el glande manteniendo su piel abajo mientas sus labios la recorrían apretándola y succionandola con fuerza. Mientras Carlos nos observaba y comenzaba a tocarse por encima de sus pantalones.
La cogí del pelo y levante su cabeza, me miro lujuriosa y con sus labios humedecido. La acerque y la bese fuerte introduciendo mi lengua para entrelazarla con la suya.
Aproveche para quitar mis pantalones y meter mi mano bajo su falda. Acaricie esos esculturales muslos y me abrí paso hasta su cálido y excitado coño no llevaba bragas, su excitación había hecho que tanto sus muslo como su cálida rajita, estuvieran empapados de sus jugos.
Yo la besaba y ella con su respiración entrecortada y acelerada, comenzaba a emitir pequeños gemidos al sentirme cerca de su rajita. Subí la mano y le sobe sus duras tetas mientras pellizcaba sus erectos pezones. Me masturbaba sin dejar de juntar sus labios con los míos.
Levante su vestido y se lo quite por encima de su cabeza, quedo solo vestida con sus manoletinas negras. Su formidable cuerpo quedo ante mi pidiendo ser saciado y tratado como se merece semejante diosa.
Baje del coche y los deje un tanto sorprendidos y desconcertados. Di la vuelta y abrí su puerta, ella me miro expectante. Me acerque a su cara y la bese con ganas, la cogí de las piernas y bruscamente la tendí sobre el asiento del vehículo dejándola parte por fueras de el. Me arrodille y abrí sus piernas dejando ante mis sus labios vaginales bien húmedos y abiertos.
Metí mi lengua entre ellos. Introduje la puntita de ella entre la rajita y su agujerito deseoso. Lamí unos breves segundos antes de comenzar a subir hacia su clítoris, ella comenzaba a gemir con mas fuerza.
– Tienes un coño delicioso- exclame mirando a Carlos y apreciando como se había sacado su polla y se masturbaba mientras nos miraba.
Succione fuerte su clítoris mientras comencé a introducir uno de mis dedos en su vagina que ardía como el fuego, su culito dio un respingo pero rápidamente se relajo y dejo paso a ese dedito durito que masajeo la parte superior de su cuevecita.
Al poco tenia dos y tres dedos llenando bien toda su oquedad, que chorreaba hilos de deliciosos jugos. Notaba como apretaba cada vez mas fuerte sus muslos sobre mi cara. Yo solo podía lamer y lamer ese maravilloso néctar mientras cogía y pellizcaba sus negros y erectos pezones.
Comenzó a mover rápidamente sus caderas y a emitir fuertes gemidos, mientras yo apretaba mas con mi lengua y sacaba y metía con mas rapidez los dedos en su coño.
Por fin note como inundaba mi mano y boca con el mas exquisito de los manjares, convulsionaba y gemía. Me incorpore e introduje mi polla en ese coño todavía palpitante, que sin queja alguna lo acogió con todo el placer. Levanta sus piernas cogiéndolas por los tobillos y comencé a follarla de forma ruda y violenta.
A cada pollazo gritaba con incontinencia, y se desacia en su orgasmo interminable, sus tetas se movían violentamente y sus grandes pezones morenos parecían que iban reventar, mire a Carlos y le pregunte con mi voz entrecortada si le gustaba como me estaba follando a su esposo. El asintió con cara de placer y con su polla en la mano, meneandola acompasadamente.
– Que coño tan jugoso tienes, me vuelves loco, me encantan tus tetas- decía mientras dejaba libre sus piernas y agarraba sus senos con fuerza.
No podía mas. Me corrí dentro de ese fantástico coño mientras ambos jadeábamos y respirábamos con dificultad caí exhausto sobre ella y la bese mientras caían mis ultimas gotas sobre sus labios vaginales.
Carlos salio del coche y con una sonrisa y muestras de haberse corrido dijo.
– Ahora me toca limpiar los restos de la fiesta-pidiendome permiso, me retiro y se arrodillo ante ella, introduciendo su cabeza en tre las piernas de Monse u comenzando a saborear y limpiar con la lengua el exhausto coño. Monse sonrió y puso sus manos sobre la cabeza de este y disfruto del la limpieza.
La visión me estaba poniendo de nuevo cachondo y mi pene comenzó de nuevo a pedir guerra, así que por el otro lado del coche comencé a besarle y acariciar sus deliciosos pechos.
Carlos se levanto y tumbo en la parte de atrás del coche. Llamó a Monse para que esta se colocara sobre el dejando su culito y piernas por fuera del coche.
-Dani ven y follatela. Me coloque tras ella y y contemple como lacian ante mi sus maravillosa posaderas. Permanecía sobre el comiéndole la polla mientras que dejaba indefenso ante mi su escultural culo y sus estilizadas piernas ligeramente abiertas.
Juan desde abajo contemplaba todo. Le abrí los cachetes con las manos y comencé a chupar su sabroso ano mientras follaba el coño con los dedos. Subí un dedito y lo introduje en su ya ensalivado ano. Estuvo un poco reticente a lo cual Carlos dijo.
No le gusta mucho por ahí pero estamos tan cachondos que quiero que se lo folles.
Tendré cuidado, no te preocupes.
Seguí chupando y follando ambos agujeros durante un ratito. Ella gemía con la boca llena. Poco a poco conseguí meter otro dedo en su culito, ya se le notaba algo mas relajada su culito apretaba mis dedos que entraban y salían con extremo cuidado. Cuando lo vi casi listo le di bien de saliva, me levante y cogiendo mi polla la puse ante su casi virgen agujerito y comencé a apretar.
Carlos observaba desde abaja como entraba cada cm de ella en el culito de su amada y se sorprendía de como lo estaba recibiendo con tanto gusto. Le gustaba ver como esa gorda polla se follaba a su chica. Ante el el coño morenito, abierto y chorreando placer mientas una polla gorda que le encantaría chupar entraba y salia del culito prieto…
– Como me gusta este culito, como me aprieta la polla, que placer.
Ella gemía entre placer y una lijera muestra de dolor pero poco a poco , simplemente disfruto como nunca antes de su culo penetrado.
Carlos no terminaba de creer que su mujer estuviera disfrutando de una buena enculada y le ponía cachonda hasta que no pudo mas, de ver como aquella polla entraba y salía y aquellos testículos golpeaban el sexo humeado de ella mientras gemía como una loca con su polla en la boca y se corrió llenando toda su boquita con su cálido semen.
Yo cogí a Monse se los hombros y la atraje hacia mi para que entrara cada centímetro de mi polla en su culito prieto y dilatado. Notaba que me corría. Carlos se acomodo bajo nosotros no quería perderse nada del espectáculo.
– Córrete, llénale el culito de leche…
Ella gemía como una loca, lo estaba disfrutando.
Me corrí como una bestia, ese culito sabia como exprimirme hasta las ultimas gotas. Y caí extasiado sobre su espalda.
Saque la polla de su culo y note como Carlos lamia las gotas que colgaban de mi glande, No lo había hecho antes pero estaba tan cachondo que no me importó, metí mi capullo en su boca mientras introducía un dedo en el culo de Monse y sacaba el blanco liquido que chorreaba por su coño y caía sobre la cara de Carlos.
Nos incorporamos y le pregunte si le había gustado, a lo cual ella me dio un caluroso beso.
– Pero es que te crees que esto ha acabado… vamos a casa.
Nos vestimos y nos dirigimos a su casa… y allí continuamos como pudimos.
Imagen de caracter ilustratio nada mas para este relato.
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