Habíamos quedado en un bar del centro a las siete de la tarde. Aprovechando el buen tiempo quedamos en la terraza. Hasta ahora no nos habíamos visto, sólo habíamos intercambiado correos electrónicos, en los que yo mostraba mi admiración por tu belleza y tu alababas mi forma de escribir y de ahí habíamos pasado a hablar de temas más personales.
Lo único que teníamos para reconocernos era una foto que nos habíamos intercambiado unos días antes.
Cuando llegué al bar, enseguida os reconocí, tu belleza destacaba sobre el resto de la gente que había en la terraza. Vestías sencilla, pero con mucha clase. Llevabas una sencilla camiseta blanca, y una pequeña minifalda de un color un tanto indefinido, como marrón, aunque mostraba retazos de otros colores, y que estaba coronada en el frontal por una especie de cadena dorada de tres eslabones. La reconocí enseguida, puesto que era la que llevabas en unas de tus primeras fotografías que tanto me habían gustado.
A tu lado, tu marido vestía con un pantalón vaquero y una camiseta negra.
Primer encuentro con la pareja
Me acerqué a vuestra mesa y me presenté. Tu cara se iluminó con una sonrisa, y te levantaste para darme dos besos. Saludé a tu marido con un apretón de manos, y me senté con vosotros. Le pedí al camarero una cerveza, igual que lo que tomabais vosotros, era lo ideal en esa calurosa tarde.
Comenzamos charlando de temas intrascendentes, y poco a poco la conversación fue pasando a temas mas personales, hasta llegar a lo que nos había llevado allí.
Yo te había contado que soy aficionado a la fotografía, y entre bromas y conversaciones serias tú me habías dicho que te gustaría que os fotografiase a tu marido y a ti mientras follabais.
Yo en un principio lo había tomado a broma, pero cuando vi que ibas en serio, te dije que lo haría con gusto. Por lo que habíamos quedado para conocernos, y ponernos de acuerdo, si había feeling entre nosotros tres.
La idea era quedar en un hotel, y yo dedicarme a haceros un reportaje fotográfico mientras vosotros dos follabais y hacíais todo lo que os pidiera el cuerpo. Yo no iba a participar, simplemente os tomaría fotos, y si me apetecía me masturbaría viéndoos, es decir, ejercería de voyeur, algo que os daba mucho morbo.
La conversación fue distendida, y amable, y nos caímos muy bien los tres, por lo que tras cuatro cervezas y una ración que pedimos para cenar algo, porque se nos hizo tarde, decidimos quedar el viernes para la sesión de fotos.
Nos despedimos y cada uno se fue para su casa.
Encuentro para la sesión de fotos
Por fin llegó el viernes. Habíamos quedado en un pub que hay cerca del hotel, para tomarnos algo y subir mas distendidos a la habitación, que íbamos a coger en un love hotel, que conocíais, y que permitía coger la habitación por horas.
En principio con cuatro horas, que era el mínimo de horas deberíamos tener de sobra, y ya habíais preguntado vosotros en el hotel y no había problemas de habitaciones libres.
En un principio, cuando nos encontramos estuvimos un poco tensos los tres, por la situación, que nos provocaba morbo y extrañeza a partes iguales.
Tu llevabas un bonito vestido negro, elegante, pero no demasiado llamativo. Con un pronunciado escote que mostraba el inicio de tus bonitos pechos. Tu marido vestía muy similar a nuestra cita anterior, un vaquero y una camisa blanca.
Nos tomamos una copa, yo pedí un mojito, y vosotros sendos gin tonics, estuvimos tomándonoslos con calma, y charlando, para eliminar la tensión que había, aunque en principio el más tenso parecía yo.
Cuando nos encontramos de nuevo a gusto pagamos la consumición, y nos dirigimos al hotel.
Cogimos una habitación por cuatro horas y nos preparamos para pasar una hermosa y salvaje noche de sexo, vosotros como protagonistas y yo fotografiando todo.
En la habitación para la sesión de fotos
La habitación estaba muy bien. Era muy grande, con una cama extragrande, en la que cabían cuatro personas cómodamente, y aunque la iluminación era un tanto tenue, en principio, encendiendo todas las lámparas, y con el flash y demás equipo, no debía haber problemas para hacer las fotos.
Yo preparé mi cámara, mientras tu marido y tu pedíais una copa al servicio de habitaciones. Volvimos a pedir lo mismo del pub, dos gin tonics para vosotros y un mojito para mí.
Tu ibas muy caliente, y no tardaste en abrazar a tu marido, os enlazásteis en un apasionado y largo beso, en el que vuestras lenguas se fundían dentro de vuestras bocas, mientras con vuestras manos recorríais la espalda del otro. Tu marido bajaba la mano, hasta apretar tu duro culo, cuya bonita silueta se mostraba en la forma que tomaba tu vestido. Con la mano, tu marido, apretaba tu culo, y lo magreaba, mientras tu te apretabas contra él restregando tu cuerpo con pasión.
Yo comencé a sacar fotografías, me movía alrededor vuestro, disparando con mi cámara, tomando primeros planos de vuestras bocas besándose, o de la mano de tu marido en tu culo.
Llamaron a la puerta con las bebidas, y os hice una seña de que siguierais, que ya iba yo. Abrí y recogí la bandeja. La dejé sobre la mesa de la habitación. Tu ya le habías quitado la camisa a tu marido, y besabas su pecho.
Parasteis un momento, os pasé las bebidas y brindamos los tres. Disteis un sorbo y volvisteis a dejar la copa. Rápidamente volvisteis a lo vuestro.
Tu marido te quitó el vestido, dejando a la vista un precioso conjunto de ropa interior blanca, con encajes, y trasparencias, que hacía que la imaginación se desatara. Te sentó en la cama, y tu pasaste tus manos abrazándole, y agarrando su culo. Le apretaste contra ti, y besaste el bulto de su polla, que resaltaba en el pantalón.
Yo seguía moviéndome alrededor vuestro, disparando la cámara, tomando instantáneas de todo lo que hacíais. Cuando hacía un primer plano de ti besando el bulto del pantalón me miraste y guiñaste un ojo, traviesa, mientras sonreías.
Desabrochaste el pantalón de tu marido, e inmediatamente su polla saltó, ya que no llevaba ropa interior. Estaba dura, enorme por la excitación. Exactamente igual que yo, que ya tenía la polla a punto de reventar.
La situación se pone cada vez más caliente
Le bajaste el pantalón y pasando tus manos por detrás empujaste su pelvis hacia tí, metiendo su polla en tu boca. Introduciéndola de una vez hasta dentro, hasta que sus bolas chocaron con tu barbilla. Comenzaste una mamada que hizo que a tu marido los ojos se le pusieran en blanco. Metías y sacabas la polla, moviendo la cabeza adelante y atrás, sin usar las manos.
Era increíble la capacidad para meterte esa polla en la boca, y chuparla como una profesional. La sacabas y con la lengua saboreabas el glande de esa polla, que estaba enorme, a punto de estallar. Volvías a meterla, y tu boca engullía todo ese pedazo de carne. La polla llegaba hasta tu campanilla.
Yo tomaba fotos sin parar, no me podía creer lo que estaba viendo. Eras una experta mamando, y tu boca era una boca de diosa, capaz de dar placer sin límites. Cuando hacía primeros planos de tu boca llena de polla tus ojos chispeaban y mostraban lo que estabas disfrutando. Además, el tenerme allí observando y fotografiando te tenía sobreexcitada, que era de lo que se trataba.
Tu marido se dejaba hacer, tu sacabas la polla de tu boca y pasabas tu lengua por todo el tronco, llegando a los testículos, que chupabas, y saboreabas, incluso introduciéndolos en tu boca, primero uno y después otro, haciendo que se pusieran duros y firmes, llenos de rico semen que esperabas saborear antes o después.
Tu boca chorreaba saliva, que no podías aguantar al tener la boca llena.
Ya tu marido no podía aguantar más, pero lo último que quería era acabar así, tan rápido, así que sacó la polla de tu boca, y te hizo esperar. Tú pusiste un mohín de disgusto, porque querías recibir su caliente semen en tu boca, gesto que capté en una preciosa foto, que aún conservo y me encanta observar.
Tu marido se arrodilló frente a ti, y te quitó las bragas, mientras tu misma te quitabas el sujetador.
Tus bonitos pechos quedaron a la vista, tus pezones erectos apuntaban hacia arriba, y yo aproveché para fotografiarte en toda tu belleza, y hacer primeros planos de tus preciosos pechos, y de tu húmedo y caliente coño que completamente depilado se mostraba en todo su esplendor, deseando ser follado por un caliente y duro pene.
Yo sacando fotos sin parar con la polla dura
Separó tus piernas, y tiró un poco de ti, para que tu coño quedara expuesto, y en una posición perfecta para ser saboreado. Yo saqué un primer plano precioso de tu abierto coño. Tu marido puso su cabeza entre tus piernas y comenzó a lamer y chupar tu rico y caliente sexo.
Lamia, metiendo la lengua en cada rincón y pliegue de tu sabroso coño, tu arqueabas la espalda hacia atrás por el placer que te estaba dando tu marido con la lengua, su experta lengua conocía cada rincón de tu coño y sabía bien como darte placer, con rápidos y largos lametones, da abajo a arriba recorría todo tu coño, y al pasar la lengua por tu clítoris tu gemías y suspirabas de placer.
Metió primero uno, y después un segundo dedo en la cavidad de tu húmedo sexo, mientras lamia con su experta lengua tu clítoris, y tú estabas a punto de alcanzar el cielo, rápidos grititos salían de tu garganta, y sin tardar mucho un enorme orgasmo recorrió tu cuerpo como un relámpago, subiendo desde tu sexo a tu cerebro, atravesando toda tu espina dorsal y volviendo a bajar, haciendo que tu cuerpo se arqueara brutalmente debido al placer que estabas recibiendo.
Yo fotografié ese maravilloso instante, primero en un plano general y luego con primeros planos de tu cara llena de placer, tus pechos erectos hacia el techo, era una visión hermosa el ver tu preciosa cara descompuesta por el placer, y oír ese grito contenido mientras te corrías.
Cuando te relajaste miraste a tu marido, que te miraba desde la altura de tu sexo con una sonrisa, disfrutando de ver cómo te habías corrido. Tú cogiste su cabeza entre tus manos, y atrayéndole hacia ti le diste un apasionado beso, en el que saboreaste el sabor de tu propio sexo en la boca de tu marido.
Cuando os separasteis me mirasteis los dos, tú con una preciosa sonrisa divertida y muy satisfecha en tu cara alargaste la mano para tocar mi paquete sobre el pantalón vaquero que llevaba puesto. Mi polla estaba a punto de estallar de verte disfrutar.
– ¿Te está gustando? – Me preguntaste. – Aunque por lo que toco yo creo que si …
– Mucho – dije yo – eres una mujer espectacular y eres el sueño de cualquier hombre.
Le acabaste de quitar la ropa a tu marido, y le tumbaste boca arriba sobre la cama. Su polla apuntaba hacia el techo y tu primero te arrodillaste en la cama e introdujiste su polla en tu boca, mamando nuevamente el erecto falo, introduciéndolo hasta tu garganta, dejándola mojada y preparada para ser cabalgada por una experta amazona.
Te pusiste a horcajadas sobre él y dejándote caer te ensartaste con esa deseada polla. Saqué varios primeros planos de cómo te metías su polla, y después me acerqué para tomar un primer plano de vuestras caras, tanto la tuya como la de tu marido eran todo expresión de placer. Yo tenía mi polla a punto de estallar y sólo pensaba en la paja que me iba a hacer cuando termináramos, porque si me iba así a casa no iba a ser capaz de llegar.
Erais una pareja que rebosaba sexo por todos lados y era maravilloso veros gozar.
Paso de fotografo voyeur a participar…
Al acercarme, tu erguida sobre su polla me agarraste del cuello y me diste un largo beso, introduciendo tu lengua en mi boca y enzarzándola en la mía. Mientras con tus expertas manos abrían mi pantalón y sacaba mi polla que estaba rígida y preparada para todo. Con tus manos jugabas con mi polla y mis huevos, mientras yo intentaba mantener la compostura y sacaba las fotografías de lo que podía.
Finalmente, agachándote un poco, mientras cabalgabas a tu marido metiste mi polla en tu boca, y comenzaste a mamarla.
Hacías que mi polla entrara y saliera de tu boca, jugando con tu lengua en mi glande, que estaba hinchado y rojo por la excitación y el placer. Yo intenté hacer alguna foto más, pero fue imposible.
No podía centrarme mientras mi polla estaba en tu boca, y tu la trabajabas como la experta mamadora que eras. Esto no estaba planeado, y se suponía que yo no debía participar, era solo el fotógrafo voyeur, pero la invitación no había podido ser rechazada y yo me dejaba hacer, porque pocas veces se encuentra a una mujer tan hermosa y con tanto saber en su boca y en sus manos.
Dejé caer la cámara que quedó colgando de mi cuello, mientras te agarraba la cabeza y ayudaba a dirigir el ritmo de tu mamada. Yo al contrario que tu marido sí que quería correrme, quería llenar toda tu boca con mi semen, y si seguías así no tardaría nada en conseguirlo.
Mientras tu marido nos miraba desde su posición con los ojos desorbitados, le encantaba verte cómo te comías mi polla, como gozabas de dos hombres dispuestos a dártelo todo. Y mientras tú tenías un segundo orgasmo que te hacía alcanzar el cielo nuevamente.
Al correrte dejaste de chupármela, y yo a pesar de la pequeña frustración aproveché para coger de nuevo la cámara e intentar captar lo que podía de tu orgasmo.
– Lordr – dijiste – quiero que me folles el culo. Quiero sentirme completamente llena.
Yo no me lo creía, lo que iba a ser una caliente sesión de fotos se había convertido en un polvo que jamás podría olvidar.
Para no perder nada coloqué la cámara en el trípode, y la puse en modo video, aunque iba a ser un plano fijo intenté coger un ángulo en el que se nos viera, pero que mostrara como las dos pollas te ensartaban.
Una vez colocado y puesto a grabar te tumbaste sobre tu marido mientras este te seguía follando. Yo me subí a la cama, me puse tras de ti y tras echar un poco de lubricante en tu ano, apunté con mi polla en la entrada del mismo, empujé, suavemente, no quería hacerte daño, y fui empujando despacio, poco a poco, para que entrara de la manera más suave posible.
– Si, así, así – decías tú – sigue Lordr… UUmmmmm – Arrrg.
Empujé y empujé hasta que finalmente mi glande atravesó tu esfínter y una vez superada esa barrera el resto de mi polla la siguió sin problemas entrando hasta el fondo. Mis testículos hicieron tope contra tu culo mientras gritabas.
– Siiiiiii, métela hasta el fondooo ..
Sesión fotográfica voyeur termina en trio
Tú estabas inmovilizada entre tus dos hombres, así que tanto tu marido, que se movía lo que le permitía la posición, como yo, con más posibilidades de moverme, taladraba tu culo en un continuo ritmo. Bombeábamos los dos con nuestras pollas dentro de ti, y tú no tardaste nada en tener un tercer orgasmo.
Yo sabía que follando tu estrecho y sabroso culo no iba a aguantar demasiado, pero intenté dar todo lo que pude y estuve junto con tu marido, que me sorprendía el aguante que tenía, seguíamos follándote como si nos fuera la vida en ello.
Notaba como mis pelotas golpeaban tu culo con cada embestida, y no tardé mucho en correrme, no pude aguantar y descargué todo mi semen dentro de tus entrañas, llenándote con mi leche, que se desparramó por tus tripas.
Me quedé parado sobre ti, mientras notaba que tu marido tampoco aguantaba más y soltaba toda su carga dentro de tu coño, llenando ese templo del placer que tienes entre tus piernas con su caliente semen.
Los tres nos derrumbamos, yo me salí de ti en cuanto mi polla se relajó, restos de mi semen escurrían de tu culo, mientras tu permanecías sobre tu marido, y él te abrazaba.
Os observé mientras estabais así, tu agotada y él abrazándote amorosamente, y recuperando la cámara os saqué otras cuantas fotografías del momento. Finalmente te apartaste de él, y te tumbaste boca arriba en la cama. Yo saqué unas últimas fotos de tu coño y tu culo derramando nuestro semen.
Los dos, de pie desde el borde de la cama te observamos, y tú nos miraste y te sonreíste. Estabas satisfecha, llena de nuestro caliente semen y cansada tras la brutal sesión de sexo que habíamos tenido.
Tu marido te arropó un poco y te dejó descansar, mientras yo pasaba las fotos al ordenador que habíais traído vosotros.
Os entregué todas las fotos, tal y como habíamos acordado, yo no iba a quedarme con ellas, para que quedara claro que no las iba a usar para nada. Sólo os pedí quedarme con la foto de tu cara con el mohín que pusiste cuando tu marido paró la mamada que le hacías.
No era comprometedora, puesto que sólo se veía tu cara con el gesto, nada sexual, así que decidisteis que me la había ganado y podía quedarme con ella.
Me duché y recogí mis cosas y me fui, dejándoos allí, aún teníais un par de horas más la habitación. Antes de irme vi como tu marido amorosamente se acostaba a tu lado y te abrazaba, dejándote dormir un rato más para que descansaras y te recuperaras.
Imágenes de caracter ilustrativo nada más para el relato de fotografo voyeur a participar en un trio increible…
Deja un comentario