Muchas veces hablamos de sexo y lo entendemos como un mero acto de amor en donde la perfección está en llegar al clímax a la vez que tu pareja. A veces, se nos olvida que es un juego en donde los hombres y las mujeres tienen diferentes necesidades en la cama. Por eso hoy queremos desmitificar lo que parece que es un acto canalla, que es ni más ni menos que «usar» a tu pareja egoístamente para llegar al orgasmo, convierte a tu pareja en un objeto.
Convierte a tu pareja en un objeto
Ceder gratuitamente tu cuerpo a tu pareja puede ser algo muy positivo. Olvidar los prejuicios y entregar tu objeto más preciado para que la otra persona disfrute, no tiene nada de malo. Uno de los grandes placeres del sexo es dejar de pensar, dejar de ser el sujeto y convertirte en un mero objeto, y viceversa. Es decir, «usar» a la otra persona para llegar al orgasmo.
Como os decía, los hombres y las mujeres, necesitan cosas diferentes y estímulos diferentes para llegar al clímax. No podemos ni debemos politizar el sexo si no que debe ser una herramienta para afianzar tu relación de pareja, da igual si eres hombre o mujer.
En la variedad está el gusto. No debemos olvidar que el placer masculino y el femenino no se basan en lo mismo. Si los hombres disfrutan con los movimientos de vaivén durante la penetración, las mujeres gozan con la presión. Por eso no hay absolutamente nada de malo que en la relación sexual se llegue al orgasmo por separado. Es decir, que primero disfrute uno, haciendo lo que más le guste, y posteriormente, sea la otra parte quién goce egoístamente del cuerpo de su amante. Y es que la penetración no lo es todo en el sexo, y muchas veces los preliminares u otras acciones como arañar, estimular verbalmente, morder o lamer pueden ser puntos diferenciadores con los que una persona puede disfrutar igual o más que cuando se está en plena penetración.
Por supuesto que todas las acciones que queramos introducir en nuestras relaciones sexuales deben ser consentidas por la otra persona. De la misma manera no hay que tener miedo a experimentar, aunque cualquier novedad que se quiera introducir en la cama se debe hablar para evitar sorpresas desagradables.
Y es que muchas veces, nos escandalizamos por el mero hecho de hablar de usar sexualmente a una persona como si de un objeto se tratase, pero nos olvidamos que en otras facetas de la vida, es nuestro día a día, contamos nuestros problemas a los amigos, usamos a la familia para desahogarnos y a nuestros compañeros de trabajo para descargar las frustraciones laborales. Por eso no hay nada de malo por usar a tu pareja en el sexo, y viceversa.
Porque muchas veces en ese cambio de roles sexuales, descubrimos un universo para nuestros sentidos. Observar como goza tu pareja puede ser un gran estímulo que os una aún más. De la misma manera, todos hemos acabado en la cama con un desconocido que te has encontrado en el bar de turno, has hablado durante un rato y os habéis dado placer físico. Y no hay nada malo en eso. Somos seres sexuados, es una necesidad fisiológica, por lo que no debemos tratar el sexo como si fuera tabú.
El sexo es un placer de la vida, y encima gratis. Nos aporta muchas cosas, nos hace feliz y sirve además para conocerte mejor a ti mismo. Así que no debemos quedarnos en las relaciones tradicionales, que se han cimentado en una época en la que la represión y las diferencias entre los sexos era el pan nuestro de cada día. Igual que las sociedad ha cambiado, la forma de relacionarnos en la cama también. Aprovechemos pues, los conocimientos que tenemos en esta materia, olvidemos los prejuicios y disfrutemos al máximo de nuestra pareja, aunque sea convirtiéndola en un objeto.
Espero te haya gustado este artículo de «Convierte a tu pareja en… ¿un objeto sexual?» y des tu opinión al respecto, se agradece cualquier comentario!
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