Relato erótico de mi voz interior que me empujó a ser un gran cornudo

Todos tenemos esa voz interior, esos pensamientos que nos hablan y nos hacen reflexionar, esa voz secreta que muchas veces nos dice verdades que no podemos asumir desde la boca para afuera, esa que sabe todos tus secretos, esa que te confronta, esa que te dice lo que realmente piensas, sentís, imaginas.

Ella vive en tu cabeza, metida en tu cerebro, no puedes engañarla, no puedes mentirle, no puedes evadirla, porque ella es parte de ti, de tu esencia, ella sabe de tus pensamientos morbosos, de tus bajos instintos, de tu verdadero sentir.

Sabes de que hablo, esa voz que te habla cuando estás solo, distendido, lejos del mundo, cuando no están tus padres, o tu pareja, o tus hijos, o tus amigos.

A veces puede ser cómplice, dulce, cuando todo está en armonía, suele disfrutar contigo, alentarte a ir por más, a felicitarte por un logro y a darte oscuras ideas, perversas, y sabes que no puedes estar sin ella.

Pero a veces te confronta, cuando no estás en eje, te dice las cosas como son, aunque no te guste escucharlas, pero en el fondo sabes que te grita lo que prefieres ignorar

Tuve conocimiento de esa voz interior cuando era muy pequeño. El viejo José era un loco lindo, era famoso en el barrio, un arquitecto venido a menos, siempre estaba en proyectos faraónicos de imposible concreción que lo habían llevado a la ruina, y decían que un poco eran culpable de su locura. Siempre andaba caminado de un lado a otro, de vestir desprolijo, con los cabellos largos y una barba blanquecina, sin visibilizar a su entorno, encerrado en sus pensamientos, con la mirada perdida, siempre hablando solo. Mamá le tenía miedo, nos decía que estaba loco y que no lo miráramos, pero yo supe que era una buena persona, y que él, en verdad hacía algo que todos hacíamos, él hablaba con su voz interior, discutía con ella, acordaba con ella, solo que, en lugar de hacerlo en el secreto de su cabeza, él lo exteriorizaba y daba una imagen entre risueña y tenebrosa.

Pasaron los años, mi adolescencia, mis primeros años de adultez, y si bien no supe más nada del loco arquitecto, nunca me olvidaría de él, y cada vez que mi voz interior me hablaba no podía dejar de recordarlo. Esa voz interior me dijo que Alicia era la indicada el día que la conocí, que fuera por ella que no me equivocaría. Discutí un poco, es que le veía un tanto gordita, excedida de peso, pero mi voz interior me dijo que sería un tonto si la dejaba pasar, las flacas sabían desabridas y hasta histéricas, y fui por todo

Llegaba a los cinco años de convivencia con Alicia, la mujer de mi vida, y decían que los cinco años era un momento justo para saber si la pareja se fortalecía o se derrumbaba. Era cierto, ya un poco se habían apagado los juegos locos del inicio, ya estábamos en la rutina de la vida y mi voz interior me decía que ya las cosas no eran como antes.

Alicia es un chica gordita y retacona, siempre me gustaron las gorditas, son más dulces, son amorosas, todas las gorditas tienen un rostro jovial y alegre y lo mejor, en la cama son terribles, insaciables, las mejores.

Además de pareja y amantes, éramos como socios, teníamos un emprendimiento personal con el que nos ganábamos la vida, una vinoteca, ambos hacíamos de todo un poco, pero naturalmente yo me fui decantando por la gestión de stock, proveedores, acomodar envases, mantener estanterías, actualizar precios, y ella en cambio por la atención al público.

Alicia era especial, en su trato, en su amabilidad, en su forma de ser, manejaba con excelencia las cuerdas del titiritero, era capaz de venderle una biblia al mismo demonio, me quedaba observando a la distancia y la admiraba por ello, realmente era buena y si bien éramos parte y parte, sabía reconocer que el éxito del emprendimiento estaba en sus manos.

En esos días, mi voz interior ya me estaba hablando, me confrontaba, solo que yo prefería ignorarla.

Todo empezaría un día como cualquiera, había bajado al depósito a acomodar unas mercaderías, tardé más de lo esperado, luego volví al negocio, Alicia no percibió mi regreso, ella estaba al fondo del local con unos vinos en sus manos, también había un cliente, un caballero muy bien vestido, apuesto, quien tampoco advirtió mi presencia, solo me quedé a la distancia observando la situación, la charla era muy jocosa, demasiado, y se notaba una doble intención, seductora por parte del casual cliente y dejándose seducir por parte de mi amada mujer.

Entonces le pidió que le mostrara unas de las botellas que estaban acomodadas casi contra el techo, Alicia acomodó la escalerita de mano y subió algunos peldaños, los suficientes para alcanzar el producto, los suficientes como para que su generoso trasero enfundado en una ajustada pollera negra quedara a la altura de los ojos del tipo.

Era obvio lo que sucedía, el maldito solo estaba jugando y le miraba el culo a mi mujer en forma descarada, a punto de comérselo. Todo terminaría en la nada, poco después el tipo vino a la caja donde yo le cobré el pedido, solo tenía la pija dura por la excitación y asumí que Alicia era tan mía como podía ser de otros, ella era bonita y sería normal que otros quisieran cogérsela, o que ella quisiera hacerlo con otros tipos, acaso a mí no me pasaba lo mismo con las clientas que entraban de tanto en tanto?, no tenía fantasías?, no me hubiera llevado a la cama a más de una? y eso no significaba que yo no amara más a mi mujer.

Por la noche, en la intimidad, en la cama, le comenté el tema a Alicia, lo que había observado, mi percepción, lo seductora que estaba, incluso le dije que me había excitado mucho verla coquetear con un desconocido, ella estaba muy permeable a mis palabras, me animé a más, le dije si no fantaseaba tener sexo con otro, si llegado el caso lo haría, ella no me dijo que si, pero tampoco me dijo que no

Al día siguiente, en medio de la atención al público, tuve que bajar nuevamente al sótano, era un poco rutinario eso de tener que acomodar mercadería, pero me encontré solo, en silencio, lejos de mi mujer, de la clientela, del mundo exterior, entonces llegó ella para decirme lo que no quería que me dijeran…

Fabricio, Fabricio, hasta cuando piensas negarlo?
Se que tienes miedo
Tienes miedo a que te juzguen
Tienes miedo a sentir celos
Tienes miedo a arruinar tu relación
Pero tu fantasía es más fuerte
Todo el día estás pensando en ello
Incluso cuando tienes sexo con ella
Imaginas que alguien más se la está cogiendo
Es hora de asumir la verdad
De sacar tu oscuro secreto a la luz
Tu mujer te ama, es confidente y no le contara a nadie
No debes sentir celos
Tu mujer es mucho mejor que tu
Es más fuerte que tu
Merece estar con el hombre que ella quiera
Con un pene más grande que el tuyo
Tu relación no se arruinará
Todas las mujeres íntimamente son unas putas
Tarde o temprano buscara alguien mejor que tu
Y es mejor que lo haga con tu aprobación
Así que no lo piensas mas
Ambos lo desean, ambos serán felices
Solo va a mejorar la relación
Serán más felices que nunca
Ella tendrá muchas cosas nuevas que contarte cada día
Es momento que te liberes
Es momento de ser un orgulloso cornudo
Vamos! debes animarte a dar el primer paso

Odiaba esa voz, porque esa voz me decía lo que no quería escuchar, más trataba de acallarla, más me gritaba desde lo profundo, solo me hacía vivir con la sangre en ebullición, con la verga dura.

Casi empujaría a mi mujer a realizarlo, no se daría con algún casual cliente como yo había imaginado, no, ella tenía algunos seguidores en las redes sociales, como todos tenemos, me confesó que hacía tiempo jugaba en secreto con un muchacho, era solo un juego de palabras, pero yo lo había potenciado y le había permitido llegar más lejos de lo pensado.

Esa noche salió a su encuentro muy bonita, por cierto, llamativa a mis ojos, tal vez extasiado porque por primera vez, no se vestía atractiva para mí, lo hacía para otro

Antes de irse, volvió a preguntarme si estaba seguro del paso que daríamos, creo que me lo había preguntado cien veces ya, me reiteró que aun estábamos a tiempo de cambiar de idea, tenía un nudo en la garganta, sabía que era el punto de no retorno, pero solo la animé, le di un beso y le dije que solo lo disfrutara.

Me quedé a solas, era tarde, puse una película y fui por una cerveza, pasaron los minutos, comprendí que no prestaba atención a lo que sucedía en la pantalla, mis ojos se iban un poco más lejos, al reloj de pared que parecía moverse más lento que nunca, y fue inevitable, la voz interior volvería a hablarme

Estas contento cierto?
Al final, te saliste con la tuya
Sos consciente de que ella no fue la de la idea
Y sos consciente que casi la empujaste?
Supongo que ahora estarás satisfecho
Te excita imaginarla?
Porque ahora ella debe estar en brazos de un extraño
Y le debe estar mamando la verga
Le gustará más que la tuya?
Será más grande que la tuya?
La hará gritar más que vos?
Le dará más placer?
Seguro vendrá con la concha llena de leche
Y seguro vendrá con todo el culito abierto
No te aguantas a que regrese a contarte, cierto?
Prefieres imaginar, mira esa verga dura
No lo soportas, vas a explotar
Como la imaginas?
La convertirás en una puta?
Como te calienta eso no?

Fui a masturbarme, ciertamente no podía con todo eso…

Ella volvió tarde, aun la esperaba despierto, y cogimos como animales, mientras ella me susurraba al oído todas las locuras que había realizado con su amante desconocido, seguimos haciéndolo hasta que el cansancio nos venció.

relato de la voz interior de un cornudoLo hablaríamos al día siguiente, como adultos, ella lo había disfrutado, yo lo había disfrutado, y si funcionó una vez, podría funcionar dos, y tres y vimos reverdecer nuestra relación.

Pasó un año, un poco más, las cosas habían cambiado, Alicia se mostraba feliz, rozagante, se notaba una mujer sexualmente plena, había perdido la cuenta de cuantos hombres se la habían cogido, más teníamos, más queríamos, en cada cliente que pisaba la vinoteca veíamos un potencial amante, y nuestras miradas cómplices nos indicaban el camino.

Otras veces ella misma buscaba sus amantes de ocasión, y otras veces yo mismo lo hacía.

Era muy loco, pocas veces me tocaba participar a la distancia en un rol de observador, Alicia prefería la intimidad fuera de mi alcance y después poder contarme todo.

La voz en mi cabeza con el tiempo pareció aliarse, es que nuestros caminos ahora estaban alineados, ella, volvía a hablarme en mis momentos de soledad

Seguro quieres hacer crecer esos cuernos que luces con orgullo
Tu mujer se ha divertido mucho últimamente
Ha estado con otros hombres
Por cierto, hombres de verdad
Sabes que le dan mucho
Muchísimo más de lo nunca le has dado
Tu solo buscas su felicidad
Ella lleva cada vez más hombres a tu casa
Casi nunca te deja ver
Ella que prefiere contarte
Mientras le chupas la concha con sabor a su amante de turno
Te encanta eso cierto? te excita su sexo con sabor a semen
Pero cuando te da permiso a entrar en su habitación
Las cosas van cambiando
Te pide que la veas de cerca, muy cerca
Que observes como esa verga enorme por poco no cabe en su conchita
como la destroza y la hace gemir de placer
Te gusta ver su ano dilatado? otros hacen mejor el trabajo
Sabes que eres un maldito perverso?
No haya nada que te excite mas
Cuando ella chupa una verga y luego te besa
Y la vuelve a chupar
y te vuelve a besar
indefinidamente
hasta sentir en tu boca el sabor a hombre
que ella misma te convida desde la suya

Creí que me empezaba a sentir como ese viejo arquitecto de mi infancia, ese a quien mi madre temía tanto, el que hablaba solo, a veces, mi mujer me sorprendía riéndome, o hablando en voz baja, o meneando la cabeza, me preguntaba si estaba bien, o que me pasaba, o que hacía. Era inconsciente, yo no me daba cuenta hasta que ella me sacaba de mis pensamientos, y ahí es que me daba cuenta que yo también estaba exteriorizando mis discusiones con mi voz interna.

Y las cosas aun hoy en día siguen cambiando, tan rápido que no me acostumbro a esos cambios, casi no tengo sexo con mi esposa, ella tiene miles de amantes con quien saciarse y nuestra excitación de pareja pasa por esos lados, ella me cuenta, yo me excito, el punto final? quien lo conoce, una intriga.

Hace poco cumplimos años de casados, le regalé un precioso conjunto, un corsé negro transparente, con medias, ligas y una tanga de infarto, con zapatos brillantes de tacos altos, seguramente jamás sabré como le queda, puesto que es para que lo use con sus chicos de turno y me cuente que le dicen, ella me sorprendió con una caja envuelta en papel brillante con un amplio moño rojo, no lo vi venir, me miró con expectativa esperando que la abriera, era un presente, lo hice con premura, como un niño que no puede esperar por su juguete favorito, me esperaba una jaula de castidad, fue emocionante, ella tenía muchas ideas en su cabeza y adiviné que su propia voz la estaba guiando.

Por la noche fuimos a dormir, pero solo me quedé contrariado, mirando la nada en la oscuridad absoluta de la habitación, donde sabía que ella vendría a hablarme nuevamente

Llegó el día, sabías que llegaría
Llegó el presente para ti
Llegó el tu cinturón de castidad
Y sabes que te obligará a ponértelo
Solo para reafirmar su control sobre ti
Y que seguirá luego?
Traerá un gran hombre, uno enorme
Solo para provocarte una erección
Te vas a calentar y sentirás el dolor
La presión de intentar parar tu verga
Pero ya no podrás lograrlo
Deberás disfrutar sin la ayuda de tu pene
Tu amigo te habrá abandonado
Lo obligaste a hacerlo
Es tu decisión, no lo niegues
Ahora los únicos que pueden complacerla serán terceros
Sus amantes
Tú lo sabes, y serás feliz con ello
Dejaras de lado tu placer directo
Ya lo sabes, ser un cornudo sumiso será tu placer más grande
Solo mirando como penes más y más grandes satisfacen a tu mujer

Me animo a decir que, por primera vez, mi voz interior y mi vida personal van en el mismo sentido, porque he sabido exteriorizar muchas cosas que estaban dentro de mí, entonces, ella, no tiene muchos motivos de reproche.

Aprendí a disfrutar de sus más imprevistos amantes, las veces que ella me permite participar, entiendo que se sienten muy superiores, muy en control al cogerse a mi mujer delante de mis ojos, les excita no solo el sexo, sino la loca situación, los percibo en sus palabras, en sus actitudes, en el poder de sus actos.

Aprendí a disfrutar de mi esposa, cuando me deja estar presente, a vibrar cuando ella gime poseída por un extraño, al verla entregada, el brillo en sus ojos, esa mirada perversa cuando otro la coge, o cuando está chupando una pija, engolosinada, cuando me deja ser un tercero en la alcoba, a la distancia, cuando otros hombres ocupan en ella el lugar que ocupaba yo

Aprendí a disfrutarla en soledad, como la mayoría de las veces, a mirar las agujas del reloj, sabiendo que está con otro, esperando su regreso, ir a la cama juntos, que me acaricie mi pene enjaulado, sentir la imposibilidad de una erección, que me lleve a la locura narrándome al oído como la chupó, o como se la cogieron, o como le hicieron un buen anal, o como tragó semen, o como le acabaron en las tetas, todo, perversamente hasta lograr una eyaculación contenida de mi parte.

Y aprendí a aceptarme a mí mismo, a convivir con mi voz interior, para que sea mi amiga, y ya no me confronte, el placer de tener una relación perfecta, ser un cornudo sumiso y feliz, el placer de estar chupándole el culito a mi amada, mientras a milímetros de mi rostro una enorme verga de un extraño le penetra una y otra vez la conchita, ver en primer plano como ella le chupa la verga a un desconocido, y yo solo esperar desesperado una y otra vez a que ella bese mis labios, a ser tan fiel como para sentir el sabor de lo que ella chupa y hasta porque no recibir su boca embebida en semen, o solo tenerla con las piernas abiertas, recostada, contándome el buen sexo que acaba de tener, mientras yo le doy un loco oral pasando por su sexo depilado, aun emanando un pestilente aroma a leche de un extraño contenida en su interior.

Sigo aprendiendo, sigo en busca de nuevos desafíos, mi voz casi no me habla, los dos somos uno.

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Imagen únicamente de carácter ilustrativo para este relato erótico…

 

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