La inteligencia sexual puede definirse como la capacidad que tenemos todas las personas de gestionar nuestra propia sexualidad y de satisfacer a nuestras parejas eficientemente. Para que nos entendamos, es la capacidad que nos hace disfrutar mucho del sexo, y a la vez de hacer disfrutar a nuestras parejas.
La inteligencia sexual no es un talento innato, sino que es una habilidad que se aprende. Sí como lo oyes. Como casi todo en la vida, cuando se ejercita la inteligencia sexual, sus efectos pueden ser muy, pero que muy placenteros, y además, sorprendentes.
Pero empecemos por el principio, el sexo es una de las necesidades fundamentales que tenemos todos los seres humanos. Muchas veces, cuando no somos capaces de disfrutar del sexo y a la vez de hacer gozar a nuestros “parteneres” de cama, solemos sufrir una irrefrenable frustración que puede acabar de un plumazo con toda tu autoestima. Por eso, la inteligencia sexual está muy ligada a la intuición sexual, es decir, se basa en saber qué es lo que nuestros amantes necesitan y cuándo es el momento justo en el que se lo debemos dar.
De hecho, muchas veces, nuestra experiencia sexual, y las conversaciones que tenemos con nuestros amantes a lo largo de la vida son realmente los factores más importantes para que desarrollemos nuestra inteligencia sexual, y de paso hacernos la vida más fácil.
Pero nuestra inteligencia sexual muchas veces se ve frustrada por nuestra culpa. Casi todas los personas sufren alguna vez en su vida un episodio de frustración sexual, pero no lo reconocemos, por lo que este problema se agrava. Además, debemos tener en cuenta que en nuestra sociedad, en muchas ocasiones, hablar de sexo continúa siendo un tabú, incluso con la pareja, lo que en ocasiones acaba siendo un muro infranqueable entre las dos personas, ya que no transmitiremos a la persona amada nuestros deseos y necesidades sexuales.
Pero estamos a tiempo de recuperar gran parte de nuestra inteligencia sexual. Para ello debemos seguir una serie de principios que se basan en tres pilares:
Talento amoroso
El talento amoroso se consigue adquiriendo los máximos conocimientos de nuestras experiencias sexuales. De esta manera tendremos mucha información de la sexualidad de nuestro “partener” y la podremos utilizar para tomar nuestras propias decisiones cuando estamos en la cama, y de paso, y entender cuál es la conducta sexual del ser humano.
Descubrir nuestro propio sexo
Debemos averiguar qué nos gusta , que nos atrae, qué es lo que nos excita. Pero no sólo hablo de la masturbación, si no de saber en qué situaciones nos ponemos cachondos, dónde nos gusta hacerlo y de paso, saber cuáles son las dificultades que se nos plantean a la hora de abordar un encuentro sexual. De esta manera nos conoceremos a nosotros mismos y podremos enseñar a nuestra pareja qué es lo que más nos gusta.
Conexión con los demás
Debemos escuchar a la otra persona. Perder un poco de tiempo en descubrir que es lo que busca en una relación sexual e intentar que salga de tu cama con una experiencia enriquecedora.
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