Por qué hablar de sexo es tabú

hablar de sexo es tabúEl sexo no es más que la acción de la que todos procedemos y aún asi ¿por qué hablar de sexo es tabú? Aunque no nos guste imaginarlo, todos somos frutos de la pasión y la sexualidad de nuestros padres. Porque aunque no lo parezca es muy habitual que cuando somos padres queremos parecer asexuados frente a nuestros hijos, y es que hoy hablaremos de eso, de la lucha que mantiene el ser humano entre los instintos que nos impulsan irrefrenablemente hacia el sexo; y la presión de la sociedad y la cultura, que nos obliga a mantenerlo como un tabú, del que no se debe hablar en público.

Contradicciones que hacen que se nos escape una sonrisa picarona cuando vemos imágenes de jóvenes pillados mientras desatan sus pasiones en la playa, o nos sonrojemos cuando alguien habla en público sin ningún tipo de remilgos de sexo en una comida de trabajo, o sintamos un poco de envidia cuando vemos a los animales en los documentales demostrándose su afectividad para luego seguir su vida como si nada.

Hablar de sexo es tabú…

Pero todo cambia cuando vemos a nuestro hijo, el cuál, en plena adolescencia, se pasa las horas buscando su propio placer, explorando su cuerpo en busca de sentimientos placenteros. Ya no hay sonrisa picarona, ni mirada de envidia, sólo confusión y miradas de reproche. Y es que este es el problema de la sociedad, que seguimos viendo el sexo como algo de lo que no se debe o no se puede hablar, y claro promovemos a que el mito de que la sexualidad es «pecado» siga totalmente integrado en una sociedad en la que en cambio a nadie le tiembla el pulso a la hora de hablar de muerte, robos, política, fraudes o asesinatos.

hablar de sexo es tabúY quizás todas las prohibiciones y tabúes que giran en torno a la sexualidad, son la que lo hacen tan especial, tan placentero. Esta escrito en nuestro ADN que las cosas prohibidas, y que pueden ser violadas nos atraen de una manera que no podemos controlar, y en el caso del sexo, también se une el hecho de que estamos ante una acto placentero que no tiene nada de malo.

Quizás, y sólo quizás, muchas de las aberraciones que giran en torno al sexo, hablamos de violaciones, filias, o fetichismos llevados al extremo, se podrían evitar si desde pequeños estuviéramos educados con libertad. Es decir, si desde que nacemos nuestros padres, profesores y en general la sociedad nos hubieran hablado del sexo como algo cotidiano, con sus pros y sus contras. Si fuera así, quizás no tendríamos que estar hablando de esto ahora.

Cuantas son las personas que no pueden disfrutar de las relaciones sexuales porque han tenido una experiencia negativa y no ha podido hablarlo con nadie, o de la misma manera a cuantos nos han explicado desde que empezamos en el sexo cómo hay que hacerlo, cuáles son nuestros puntos erógenos o qué preliminares son los más placenteros. Nadie. Casi todos hemos descubierto el sexo por nosotros mismos.

Pero lo único bueno es que la sociedad está cambiando, cada vez hay más gente que no tiene miedo a entrar en un sex shop a plena luz del día, aún cuando sabe que muchos transeúntes están clavando sus miradas en su nuca, o ya no es tan raro acudir al sexólogo para consultar dudas y hablar de penes, vulvas, sexo anal o hedonismo. Así sí, así tal vez, poco a poco, cambiemos nuestra forma de ver el sexo y nos deshagamos de una vez por todas de todos los prejuicios que giran en torno al acto por el que todos estamos aquí.

 

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